La despedida más dulce para Toni

Neus Yerro

Llevaba quince días repitiendo como un mantra que este Roland Garros no era nada especial. Pero sí lo era. El último. Porque así lo ha decidido Toni Nadal. Cede el testigo de los viajes y las rutinas a Carlos Moyà, que al concluir esta temporada se convertirá en el entrenador de Rafa compartiendo labores con Francis Roig.

Ningún técnico ha estado tantos años al lado de su pupilo. Ningún técnico ha acompañado en la consecución de tantos títulos de Grand Slam (15) a un alumno como Toni (Lennart Bergelin, el entrenador de Björn Borg, guió al sueco a 11 ‘grandes’ entre 1974 y 1981).

Toni recuerda cada momento vivido en todos estos años de carrera (de casta le viene al galgo porque Rafa es capaz de rememorar puntos de partidos que la mayoría tendríamos olvidados) y ahora, aunque no cuenta con el aura de magia que tenía con Rafa cuando éste era niño (creía que Toni tenía poderes mágicos) sí sigue teniendo un fuerte ascendente sobre su sobrino. 

Le debo mucho a Toni, pero él también me debe mucho. Hay un equilibrio en la tensión que crea la presencia de mi tío en mi vida. Por lo general, como muestra el registro, ha sido una tensión positiva y creativa. A veces no mide bien sus palabras y el efecto es agrio en lugar de mejorar mi estado de ánimo, lo que a su vez afecta a mi juego. Pero lo que nunca pierdo de vista es que, en conjunto, esa tensión beneficia mi juego. Tampoco olvido que él no generaría una respuesta en mí, ya sea para bien o para mal, si no sintiera un tremendo respeto por él”, explicaba Rafa en la autobiografía publicada en 2011. 

Su sobrino no pudo hacerle mejor regalo de despedida a Toni: la décima corona en París. Bueno, eso creíamos. Porque fue el propio Toni quien salió a la Philippe Chatrier para entregar a Rafa la réplica exacta de la Copa de los Mosqueteros que se llevará a Manacor. Lo guardó en el más absoluto secreto... y fue el reconocimiento a la labor de toda una vida.