TENIS - ROLAND GARROS

Murray vuelve a meterse en líos

Andy Murray está en tercera ronda... tras ¡siete horas y cuarto en pista en tres días! El británico ha vuelto a necesitar las cinco mangas para doblegar a Mathias Bourgue, 164 del mundo

Andy Murray volvió a 'zafar' en Roland Garros. Y van dos...

Andy Murray volvió a 'zafar' en Roland Garros. Y van dos... / EFE

Neus Yerro

Andy Murray ha llegado a este Roland Garros con la aureola de candidato al título. Sus buenas actuaciones en los torneos de tierra batida previos al segundo Grand Slam de la temporada, con final en Madrid título en Roma, le sitúan en la parrilla. 

Pero en las pistas del Bois de Boulogne, Murray parece empeñado en complicarse la vida. Dos partidos, tres días invertidos... ¡y siete horas y cuarto en pista! Segundo triunfo consecutivo en cinco sets, esta vez, ante el número 164 del mundo, el francés Mathias Bourgue: 6-2, 2-6, 4-6, 6-3 y 6-2.

Ante un rival experimentado como el checo Radek Stepanek, eso podía entrar dentro de los cálculos iniciales. Pero ante Bourge, que nunca se había enfrentado siquiera a un 'top 50', ya no digamos a un 'top 10', que está jugando su primer Grand Slam y tiene que competir en la Philippe Chatrier, una pista imponente...

Andy se ha metido él solito en el lío. Después de anotarse el primer set con comodidad, parecía que se había quedado sin gasolina. Ni siquiera con fuerzas para lanzar esos exabruptos tan suyos hacia su banquillo. Porque no le salía nada, estaba bloqueado y Bourge, llevado en volandas por la grada, se ha llevado las dos siguientes mangas. 

De nuevo, contra las cuerdas. Y entonces ha vuelto el Murray expeditivo, el que sabe lo que hay que hacer en cada momento, el que se pelea consigo mismo y con su gente... le ha puesto corazón y alma y ha terminado accediendo a tercera ronda, donde le esperaba el bombardero croata Ivo Karlovic, quien ha protagonizado el partido maratoniano de esta edición: 6-7 (2), 6-3, 7-6 (3), 6-7 (4) y 12-10 en cuatro horas y 31 minutos ante el australiano Jordan Thompson.

Bien hará Murray en no hacer más concesiones. Porque estos excesos, en un torneo tan largo como un Grand Slam, se acaban pagando.