Superliga China

Empieza el espectáculo en China

Cuando la pelota se ponga en juego en el duelo entre el Guangzhou R&F y el Hebei  China Fortune en el Yuexiushan Stadium empezará una de las ligas que más expectativas y preguntas ha generado últimamente en el panorama futbolístico mundial

Los 16 equipos de la Superliga China

Los 16 equipos de la Superliga China / sport

Miki Soria

El desembolso millonario de la Superliga china el pasado mercado de invierno, más alto incluso que el de la Premier League, fue una llamada de atención al resto del mundo, pero para entender los motivos de ese gasto y comprender todo lo que está pasando en el fútbol chino hay que hacer un análisis global en el que entran muchos factores en juego.

El proyecto no es comprar

Aunque pueda parecer lo contrario a simple vista, el objetivo de la liga china no es convertirse en un escaparate de futbolistas sin más proyecto que el de gastar, gastar y gastar hasta que el dinero se acabe. Hay recursos económicos, sí. Muchos. Y con ellos se han realizado fichajes desorbitantes. Cierto y está el ejemplo reciente de este mercado invernal, en el que han llegado futbolistas con mucho fútbol todavía por delante como Jackson Martínez (Guangzhou ET), Lavezzi Gervinho (Hebei China Fortune), Alex Teixeira y Ramires (Jiangsu Suning) o los internacionales brasileños Gil (Shandong Luneng) y Renato Augusto (Beijing Guoan). Pero también existen muchas limitaciones que deben cumplir los clubes chinos. La primera, que cada equipo solo puede tener cuatro jugadores no asiáticos en plantilla y como mucho pueden coincidir tres de ellos en el campo. Además, solo puede haber un jugador asiático no chino, lo que significa que siempre habrá siete futbolistas nacionales sobre el campo, uno de ellos, por obligación, el portero. De esta manera, se intenta que los jugadores locales aprendan y crezcan como futbolistas al lado de buenos jugadores extranjeros. Un objetivo que también se fomenta con la llegada de técnicos foráneos a la liga. En eso no hay limitación y a raíz de esto han pasado por China entrenadores ilustres como Lippi, Scolari, Luxemburgo o Manzano.

El origen

La Superliga china no sería lo que es hoy en día si no hubiera existido el modelo del Guangzhou ET. En 2010, con el equipo recién descendido a segunda división por amaños, la farmacéutica Pharmatheutical Holding decidió dejar de invertir en el equipo y su lugar lo pasó a ocupar la inmobiliaria Evergrande, una de las más empresas más importantes del país en uno de los sectores en auge. La inmobiliaria pagó 14’2 millones de euros por hacerse con el control del club y diseñó un plan atrevido para convertir al equipo de Cantón en una referencia estatal y continental. Fichó a un entrenador de prestigio como Marcelo Lippi y le proporcionó una plantilla en la que empezaron a llegar los mejores jugadores nacionales y jugadores extranjeros interesantes y con mucho futuro por delante, como Darío Conca, Elkeson o posteriormente Ricardo Goulart. Fue un éxito y desde que subió a primera división la siguiente temporada el Guangzhou Evergrande ha conseguido cinco ligas y dos Champions asiáticas. La llegada de la empresa de comercio electrónico Taobao al accionariado del club a cambio de 168 millones demuestra que el proyecto económico del Guangzhou también ha sido un éxito.

Es por eso que más empresas han empezado a hacer lo mismo y se ha extendido el modelo del Guangzhou a muchos otros clubes. El fútbol está en crecimiento, da beneficios y, como se explicará después, está bien visto por el gobierno, así que se ha convertido en un caramelo para empresas como Suning (electrodomésticos, propietaria del Jiangsu), Greenland (conglomerado industrial propietario del Shanghai Shenhua), SIPG (Shanghai International Port Group, propietaria del Shanghai SIPG), China Fortune (inmobiliaria propietaria del Hebei) y Funde (aseguradora propietaria del Yanbian), que han comprado estos clubes en los dos últimos años y se han convertido en los grandes animadores del mercado, junto con el Tianjin de segunda división y que cuenta con los millones de la inmobiliaria Quanjian para situarse pronto entre los grandes.

El apoyo político

La llegada de Xi Jinping al poder en 2013 ha dado un nuevo impulso al fútbol en China. Amante de este deporte, el nuevo presidente lo ha incluido dentro del programa educativo que se imparte en los colegios chinos con el objetivo de fomentar el interés de los niños y empezar a generar una base de jóvenes futbolistas que a la larga puedan brillar con el balón en los pies. Un objetivo que también buscan las numerosas academias que han proliferado los últimos años en todo el país y que empieza a dar sus frutos.

Esta concienciación hacia el fútbol está calando y las cifras de seguimiento de la liga china van creciendo año tras año. Tanto a nivel presencial –el año pasado se incrementó en un 17% la afluencia a los estadios- como a nivel mediático, donde las audiencias cada vez son superiores. De hecho, ante el interés generado, la cadena deportiva privada Ti’ao Dongli ha comprado los derechos televisivos de la Superliga china para las próximas cinco temporadas por 1.100 millones de euros (220 cada año), una cifra inmensamente superior a los ocho millones que pagaba por temporada la cadena pública CCTV.

En el horizonte está la voluntad tanto del gobierno como de la Superliga de convertir al dragón asiático en la referencia mundial. Si los chinos inventaron el fútbol hace más de mil años, ahora se han propuesto liderarlo. Con los mimbres que tienen y el proyecto que están llevando a cabo, el resultado puede ser muy positivo a largo plazo.