REAL MADRID

Una Champions que esconde muchos despropósitos

La victoria ante el Atlético de Madrid sirve para esconder la pésima gestión del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, a lo largo del último año y medio

Florentino Pérez, presumiendo de la undécima

Florentino Pérez, presumiendo de la undécima / sport

Alejandro Alcázar

La undécima Champions League ha tenido un efecto balsámico. El título servirá para tapar la larga lista de despropósitos con la que directiva que preside Florentino Pérez ha gestionado el club en el último año y medio. El afortunado triunfo ante el Atlético de Madrid en la final de Milán es la coartada perfecta para esconder los innumerables errores cometidos, la pésima planificación y la errática política deportiva. Con la undécima colocada ya en la sala de trofeos del Santiago Bernabéu, los dirigentes madridistas vuelven a tener carta blanca para seguir haciendo y deshaciendo a su antojo.

Florentino Pérez le debe mucho a Zinedine Zidane. El técnico francés calmó las aguas en el vestuario y a base de mano izquierda supo reactivar a un equipo que estaba en el borde del precipicio cuando Rafa Benítez fue destituido. Con la suerte como gran aliada, Zidane mantuvo al Real Madrid en la lucha por el título de Liga hasta la última jornada y al final conquistó la Liga de Campeones tras haber dejado en la cuneta a rivales tan potentes como la Roma, el Wolfsburgo y el Manchester City antes de tumbar al Atlético en la tanda de penaltis.

Los errores de planificación son incuestionables. Florentino Pérez ha invertido una millonada en una plantilla que destaca por tener demasiadas piezas repetidas en algunas demarcaciones (conviven multitud de mediapuntas) y con muchos huecos por cubrir. Pese a las continuas peticiones de Carlo Ancelotti o Rafa Benítez, la directiva madridista sigue sin querer fichar centrocampistas y despilfarra 30 millones en un lateral como Danilo que está muy por debajo de Carvajal.

La flor de Zidane ha restado fundamental para devolver las aguas a su cauce y conceder una temporada más de crédito a un Florentino Pérez que a mitad de temporada estaba en el ojo del huracán y veía como la grada le responsabilizaba directamente de los malos resultados y del mal juego. Salvado por la campana.