El Villarreal enciende los ánimos del Bernabéu arañando un empate

El Real Madrid se deja media Liga BBVA en el 2015

Los de Ancelotti siguen encadenando tropiezos y ni tan siquiera el Bernabéu ejerce de fortín merengue

La artillería blanca se estrelló ante Asenjo

La artillería blanca se estrelló ante Asenjo / sport

T.A.

El 2015 continúa pasando factura a un Real Madrid incapaz de encontrar un rendimiento regular en su juego y resultados. Sus estrellas siguen de capa caída y el juego colectivo, pese a todos los inventos de Ancelotti, brilla por su ausencia. Enero asestó un mazazo en toda regla a la escuadra merengue y tanto febrero como el incipiente marzo no han sido una excepción.

El primer aviso serio del 2015 llegó vía Mestalla. El campo del Valencia jamás ha sido un feudo fácil, pero el Madrid hincó la rodilla de forma inapelable (2-1). Derrota y una clara sensación de inferioridad. El malestar se propagó a todos los niveles y fueron diversas las alarmas que se encendieron apuntando a deficiencias en la preparación física e incidiendo en la figura de un renqueante Cristiano Ronaldo.

El Atlético Madrid ha sido hasta la fecha el rival que mejor le ha tomado nota a su eterno rival. Entre Copa del Rey y Liga, los del Cholo Simeone le han pintado la cara al madridismo. En primer lugar, los rojiblancos hicieron méritos más que suficientes para apear al Real Madrid del torneo del K0. Una eliminatoria que dejó bien patente la solvencia de un bloque frente a un rival en el que solo algunas individualidades dieron la talla. Una vez más, CR7 no estuvo entre ellas. Pero la guinda se hizo esperar hasta que llegó el turno liguero. El Calderón disfrutó como nunca goleando a placer a un Real Madrid desconocido por momentos (4-0). Por si fuera poco, la humillación deportiva tuvo continuidad con la ya famosa fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo.

Fueron días críticos en los que el madridismo se lo cuestionó casi todo. Empezando por el egoísmo de sus cracks y trasladando las dudas hasta el palco e incluso la tan dilatada renovación de Ancelotti. En pleno ambiente convulso llegaron las habituales listas de candidatos a realizar una posible limpieza de vestuario al finalizar la presente temporada.

Por fortuna blanca, nada mejor que la apretada agenda competitiva y el regreso de la Champions para aportar una enorme dosis de tranquilidad. Con poco brillo y esperando la recuperación de la mejor versión de Cristiano y de algunos lesionados, el Madrid encarriló su acceso a los cuartos de la Champions y, por momentos, dio sensación de haber retomado el pulso a la Liga. Lo cierto es que el optimismo llegó propiciado por el tropiezo del Barça frente al Málaga en el Camp Nou.

Faltaba un pequeño test de nivel. Volver a medirse ante un rival con cara y ojos, de esos que vayan donde vayan te exigen que rindas a un nivel superior para evitar tropiezos inesperados. Un equipo ordenado como el Villarreal de Marcelino.

Anoche se repitió la historia de los pasados meses de enero y febrero. Ha sido arrancar marzo y otro fiasco. El Villarreal selló el primer empate madridista, en un partido frenético, sin control y con múltiples ocasiones de gol por ambos bandos. La escenificación justa de un Real Madrid sin solvencia en sus líneas y que solo vive amparado en la tremenda pegada de sus delanteros. Otro penalti a la medida de Cristiano evitó males mayores. Ahí, el omnipresente Asenjo no pudo hacer nada.

El 2015 está siendo duro de digerir para Ancelotti y los suyos. Al Bernabéu se le agota la paciencia, Florentino no lo ve nada claro y el técnico continúa con el baile de rotaciones protegiendo a sus cracks y dinamitando el colectivo. Demasiados problemas para un equipo que ya no puede echar mano de su gran recurso: CR7. El luso está lejos de su mejor momento y la sensación es que el Real Madrid es vulnerable siempre que se mida a un rival de primer nivel.