La ambición vuelve a traicionar al crack blanco

El penúltimo enfado de Cristiano Ronaldo

El portugués no quiso descansar y jugó para engordar sus números, pero estuvo indolente y rodeado de chupones

Cristiano Ronaldo este miércoles en la comida de Navidad del Real Madrid

Cristiano Ronaldo este miércoles en la comida de Navidad del Real Madrid / sport

Alejandro Alcázar

Cristiano Ronaldo salió insatisfecho de su partido ante el Ludogorets. El portugués, que ya es el jugador que más minutos ha jugado del Real Madrid esta temporada, aspiraba marcar más de un gol ante el conjunto búlgaro en su lucha con Leo Messi por liderar la tabla histórica de máximos goleadores de la Champions League. Pero marcó uno y además fue de penalti, el noveno de los 30 que lleva esta temporada y que lejos de enriquecer los méritos contraídos da la razón a quienes señalan que si no fuera por las penas máximas no disfrutaría del halo goleador que tiene. Además, lo normal es que hubiese descansado ante la acumulación de partidos que se amontonan en sus botas. Ahora tiene tres días de recuperación para medirse al Almería, donde defienden liderato, y cuatro después afronta el Mundialito de Clubes. Seguro que Ancelotti intentó convencerle para que se quedara en casa, pero no lo consiguió conociendo al portugués.

Cristiano se fue ‘mosca’ por no engordar sus datos goleadores en una ocasión pintiparada. Si fuese sincero consigo mismos reconocería que hizo un partido penoso: errático en el pase, en el disparo, incapaz de irse en el uno contra uno y lento en la toma de decisiones pese a que sí se ofreció siempre que pudo. Y todo ante un rival muy inferior que estuvo 72 minutos con un jugador menos. Marcó sólo un gol desde los 11 metros, pero su escasa producción fue producto de sus propios errores, pese a que en alguna ocasión sus compañeros pecaron de chupones y no le buscaron cuando estaba en posición de ventaja.

El portugués es un verdadero ‘killer’ cuando está centrado, descansado y enchufado en los partidos. Ante el Ludogorets se le vio indolente, como esperando que sus compañeros se la pusieran como a Felipe II: para empujarlas. Pero el ‘7’ blanco juega en un equipo repleto de egos como Bale, que en la finalización volvió a ejercer de sí mismo, de ‘chupón’, pese a que el galés hizo uno de sus partidos más completos como jugador de equipo, algo que Cristiano no puede decir. Es más, hasta Arbeloa fue mucho más peligroso en el remate que él. El lateral, con fama de torpón, marcó un gol, estrelló un cabezazo en el larguero y a punto estuvo de culminar un par de internadas en las que se quedó solo con el guardameta búlgaro.

Es el penúltimo cabreo del delantero portugués en uno de los partidos más plácidos de su equipo, en el que apenas se esforzó para sumar su sexto triunfo en esta Champions y el décimonoveno consecutivo. Cristiano Ronaldo fue fiel reflejo del escaso espíritu que mostró el Real Madrid ante el cuadro búlgaro, salvo honrosas excepciones como la de los jugadores menos habituales como Illarramendi, Varane y Keylor Navas, además de Toni Kroos, el hombre que se ha convertido en imprescindible en este nuevo Real Madrid de Carlo Ancelotti.