Florentino Pérez se ha visto obligado a salir en defensa de su gran apuesta personal

Misión: salvar a Gareth Bale

El galés Gareth Bale está en el ojo del huracán después de encadenar nueve partidos consecutivos sin marcar y de mostrar una pésima imagen contra el Schalke. Florentino Pérez no esté dispuesto a sacrificarle. Sería como hacerse el 'harakiri

Francesc J. Gimeno

No hay noticias del galés Gareth Bale desde el pasado 24 de enero en Córdoba, cuando salvó al Real Madrid marcando en el minuto 88 el gol de la victoria desde el punto de penalti. Desde aquel partido, el rendimiento del extremo madridista ha caído en picado hasta convertir la presión externa en insoportable. Su situación es tan delicada que Florentino Pérez, presidente madridista, se vio obligado a dar un paso al frente el pasado jueves para defenderle de las fuertes críticas que está recibiendo en las últimas semanas. La misión prioritaria del máximo dirigente madridista al ofrecer su rueda de prensa no era defender a su técnico, Carlo Ancelotti, sino salir al rescate de Bale. Florentino Pérez es consciente de que el incendio por culpa de los malos resultados del equipo blanco puede acabar dejando secuelas muy graves a Bale y por eso decidió comparecer ante los medios para tratar de desviar la atención.

Bale es el niño mimado de Florentino Pérez desde que en verano del 2013 decidió apostar por él 100 millones de euros al perder la batalla por el fichaje del brasileño Neymar. Desde aquel día todos Bale ha sido el protagonista de casi todos sus desvelos. Las cosas parecían enfocadas cuando el galés completó una aceptable primera temporada y, sobre todo, marcó el tanto de la victoria en la final de la Copa ante el Barça en Mestalla después de una gran galopada. Aquello fue la culminación del plan de Florentino Pérez, que pasaba por convertir a Bale en la piedra angular de su proyecto una vez se produjera la claudicación del portugués Cristiano Ronaldo.

El problema de Florentino Pérez es que esos cien millones de euros se han convertido en una losa demasiado pesada para el galés, que ha dado síntomas evidentes de que no está a la altura de las expectativas y de que posiblemente no tiene la talla suficiente para asumir el reto que tiene encomendado. Bale empieza a tener demasiados enemigos en el vestuario y en la grada del Santiago Bernabéu. El extremo quedó retratado durante la última derrota ante el Schalke. Su implicación defensiva es nula y ofensivamente cada vez su juego resulta más insustancial. En el Bernabéu cada vez está más cuestionado. Al ser una apuesta personal de Florentino Pérez, el fracaso de Bale es también el fracaso del presidente madridista.

El extremo galés está en el punto de mira de la afición madridista de cara a los dos próximos compromisos, el domingo frente al Levante y sobre todo la semana que viene contra el Barça. Algunas voces empiezan a reclamar su suplencia y Ancelotti se lo está pensando. El técnico italiano tiene carta blanca para actuar después de que Florentino Pérez le exigiera que solucionase la crisis tras la derrota ante el Schalke. No resultaría extraño que Ancelotti diese descanso a Bale, que acumula nueve partidos consecutivos sin marcar y ocho sin dar un pase de gol. El crédito se le ha acabado, por más que Florentino Pérez no esté dispuesto a sacrificarle. Sería como hacerse el 'harakiri'.