REAL MADRID

Un gol en fuera de juego encarrila la victoria del Madrid

El árbitro, Morata, Kroos le dan los tres puntos al Real Madrid en el primer encuentro liguero en el Bernabéu

Silvia González

Al Real Madrid le costó más de la cuenta hacerse con los tres puntos en su propio estadio ante un Celta que ofreció fútbol y ganas a lo largo de todo el encuentro.

El partido empezó con una clara superioridad por parte de los madridistas, que apretaban a la defensa del Celta y enlazaban pases con relativa facilidad. Sin embargo, poco a poco los de Berizzo se fueron metiendo en el partido, generando problemas a los de Zidane, que no entendían muy bien en qué momento habían perdido el control del encuentro.

La conexión Morata-Marco Asensio no funcionó como en el encuentro ante la Real Sociedad, principalmente por la falta de concentración del madrileño, que no acabó de estar fino en las diferentes jugadas que protagonizó. Y es que más allá del mallorquín y de Modric, poco despuntaron el resto de jugadores blancos.

Cuando el conjunto gallego no era capaz de mantener el balón, de realizar una conducción en condiciones o de controlar el esférico con acierto, llegaron los mejores minutos para los celestes: cuatro acercamientos a la portería de Casilla en menos de diez minutos. La más clara fue la ocasión de Bongonda que, tras dejar atrás a Carvajal, remató al lateral de la portería cuando tenía a su compañero Guidetti completamente solo.

Pese a todo, en el tramo final de la primera parte, el Real Madrid reaccionó tras hidratarse a conciencia en uno de los parones. El que más espabiló fue Modric que tuvo la oportunidad de colocar al conjunto blanco por delante del marcador en dos ocasiones en tan solo tres minutos. Tanto es así que un potente lanzamiento cruzado acabó en el larguero.

Al inicio de la segunda parte la delantera del Celta se acercó de manera constante al área de Casilla, llegando incluso a provocar momentos de descontrol en la defensa merengue. Pero los intentos del conjunto de Berizzo quedaron en nada.

La mejor ocasión para el Real Madrid llegó tras el lanzamiento de una falta indirecta por parte de Gareth Bale. Desaparecido a lo largo de todo el partido, Sergio Álvarez sacó una mano prodigiosa que evitó que un tanto del galés le convirtiera en el héroe del encuentro. La misma mano que evitó minutos después el gol de Asensio.

Pese a que no estuvo acertado en la primera hora de partido, Morata se encontró con el gol por estar en fuera de juego al inicio de la jugada, cuando aprovechó el rechace que el portero vigués realizó del intento fallido de Marco Asensio. A punto estuvo de marcar el segundo de la noche cuando el balón se estrelló en el poste.

Y justo, cuando mejor pintaba el encuentro para los de Zidane, que ganaron confianza con el primer gol de la temporada en el Santiago Bernabéu, llegó el empate. Fue Orellana el encargado de rematar solo desde la frontal del área, tras una buena combinación con Guidetti, alterando la tranquilidad y la euforia que planeaba sobre el Santiago Bernabéu.

La presión sobre la portería de Sergio Álvarez se volvió insostenible para el Celta, que aguantó estoicamente todo lo que pudo hasta que Lucas Vázquez vio como se acercaba Kroos y se la dejó para que convirtiera, desde la frontal y después de que el balón tocara el poste, el 2-1.

Con todo, el Celta lo intentó hasta el último minuto para conseguir el empate, aunque el enorme esfuerzo que realizaron a lo largo del partido no sirvió para que volvieran a Vigo con el ansiado punto.