El dato que confirma que Zidane menosprecia al equipo B

El juego del Real Madrid baja cuando juegan los teóricos titulares

El juego del Real Madrid baja cuando juegan los teóricos titulares / EFE

Alejandro Alcázar

Alejandro Alcázar

La imagen que el Real Madrid ofreció ante el Valencia no ha hecho más que aumentar las dudas sobre los motivos que impulsan a Zinedine Zidane, técnico madridista, a apostar por el plan A pese al gran momento de forma que atraviesan los teóricos suplentes, tal y como se pudo comprobar unos días antes en Riazor. Un dato resulta esclarecedor: el equipo A corrió 10 kilómetros menos ante el Valencia que el equipo B contra el Deportivo.

Los teóricos suplentes, encabezados por Isco y Marco Asensio, ponen la ilusión y el fútbol que se echa en falta entre los titulares. Los jugadores que forman el denominado plan B divierten, se divierten y golean con buen fútbol, mientras que a los titulares se les ve hastiados, cansados y faltos de compromiso.

Por ese motivo a Zidane se le reclama que apueste por la frescura y el talento de Isco, Marco Asensio, Kovacic e incluso James Rodríguez en lugar del lesionado Bale, el desaparecido Benzema (Cristiano sería el 9), el defensivo Casemiro y el agotado Kroos.

dos caras

El Real Madrid ofreció dos caras muy diferentes en el último partido. Juega a la heroica obligado por la desidia general de sus jugadores. Se muestra conformista e indolente hasta que el rival lo aprovecha, como sucedió una vez más ante el Valencia. Y sólo reacciona cuando encaja goles.

Frente al Valencia se vio un mal equipo, errático y vago, durante buena parte del partido, y otro muy diferente cuando empató Parejo. Los jugadores no corren, no desbordan, no siguen a su par y regalan un gran número de balones. Pero cuando el marcador aprieta, corren todos, meten una marcha más, desbordan y atacan sin descanso hasta el último segundo. De ahí los 17 puntos que ha conseguido en los últimos 10 minutos de los partidos en la Liga.

Zidane ha trasladado el juego de su Madrid galáctico al actual. Lo deja todo en manos de la improvisación y del talento de los jugadores. Pone en el campo a los que más dinero ganan para que lo justifiquen. Pasa de tácticas y los jugadores se ven obligados a sacar los partidos por oficio y sufrimiento a base de arreones.

En cinco años ganó una Liga como jugador y la ganó al ritmo de juego actual, con resultados ajustados, remontadas, pero sin fútbol (12 empates y 4 derrotas).