REAL MADRID

Cristiano Ronaldo, de mal en peor

El delantero portugués no se encuentra en un buen momento físico ni anímico y, con el clásico en el horizonte, en el Real Madrid se preguntan cuáles son los motivos por los que su estrella ha estado desaparecida en las grandes citas

Cristiano, de mal en peor

Cristiano, de mal en peor / sport

Fernando Baquero

La estrella de Cristiano Ronaldo se apaga. El ídolo al que el madridismo ha bañado en oro se ha caído del pedestal y se ha dado de bruces contra la realidad que tanto él como su corte de aduladores se han empeñado en negar: el mejor jugador del mundo es Leo Messi, que como El Cid le sigue ganando las batallas después de ‘muerto’.

Durante el mes que lleva el argentino fuera de los terrenos de juego por lesión, Cristiano no sólo no ha sabido aprovechar esa ventaja para reinvidicarse como el número 1 que él pretende ser sino que literalmente se ha caído del podio. El salto adelante que han dado Neymar y Luis Suárez ante la baja de su compañero coincide en el tiempo con el batacazo que se está dando el portugués en su peor temporada con la camiseta madridista desde que debutó en la Liga española en 2009. En aquella ocasión, una grave lesión de tobiillo le mantuvo casi dos meses sin competir pero hasta entonces sólo en un partido había dejado de ver puerta. Todo lo contrario que esta, en la que el crack madridista se ha quedado sin marcar en nueve de los 15 encuentros en los que además ha disputado la totalidad de los minutos de juego. Cristiano, a punto de alcanzar los 31 años, parece haber entrado en un declive que ni él mismo se imaginaba cuando aseguraba que se veía jugando al más alto nivel con 40 ‘tacos’. 

Muy poco queda de aquel Cristiano que batía récords de velocidad al contraataque y que marcaba goles como un poseído. Ahora, no se va de nadie, vive enfadado con el mundo y es preso de su propia impotencia cuando protagoniza dos agresiones sin balón de forma consecutiva, sobre David Simón (Las Palmas) y Krychowiak (Sevilla) que no fueron sancionadas. 

Da la sensación de que el delantero portugués vive sumido en una depresión permamenente que le impide rendir a plena satisfacción. Tal vez porque sabe que este año el Balón de Oro lleva escrito el nombre de Leo Messi –ya nadie lo discute–, tal vez porque está a años de su esplendor físico o tal vez porque no se adapta ni al ideario ni a la posición en la que le sitúa Rafa Benítez, lo cierto es que Cristiano Ronaldo ya no es aquel futbolista determinante que mantenía al Real Madrid vivo en la pelea por los títulos. 

Desaparecido ante rivales de la entidad del Athletic, Atlético, Sevilla o el PSG, el astro portugués sólo  ha conseguido brillar frente a conjuntos de escasas pretensiones como el Espanyol, al que le hizo cinco de sus ocho goles en Liga, el Molde o el Shakhtar Donetsk. Pese a que no se ha perdido un solo minuto de competición en este primer tramo de la temporada, su aportación ofensiva está bajo mínimos en comparación a campañas anteriores. 0’72 goles por partido de media es un registro insuficiente para el único futbolista que ha conquistado la Bota de oro en cuatro ocasiones en la última década. Los 48 goles que firmó en la pasada Liga no hacían presagiar un declive como éste pero nada invita al optimismo en el Real Madrid a dos semanas del clásico del Bernabéu. Negro panorama se cierne sobre Benítez con Neymar y Luis Suárez enchufadísimos y el Madrid con dos de sus estrellas, Ronaldo y Bale, en una preocupante baja forma y Benzema más preocupado de no quedarse entre barrotes que de dar la talla frente al Barça.

Ronaldo incluso parece haber perdido el ‘derecho de pernada’ que Florentino Pérez le concedió a su llegada y que Manuel Pellegrini, José Mourinho, Carlo Ancelotti ni Rafa Benítez se han atrevido a retirarle. Lo juega todo, lo remata todo, lanza todas las faltas y no pasa un solo balón... hasta ahora. La acostumbrada imagen de Cristiano abroncando a algún compañero por no pasarle la pelota ha dado paso a algo que bien pudo ser una alucinación si no fuera porque la televisión captó a Modric, Kroos y James recriminándole con no pocos aspavientos su exceso de individualismo en una jugada en la que ellos estaban en mejor situación para el remate.

Ronaldo ha perdido, o al menos eso parece, ha perdido la protección del vestuario. La orden de permitírselo todo ha dejado de estar en vigor y ni siquiera Sergio Ramos, uno de sus pocos amigos en la plantilla, le sigue la corriente. Ambos tuvieron un par de roces en el Pizjuán tras consumarse la derrota y el defensa andaluz no le ‘cubrió las espaldas’ cuando en la zona mixta se le preguntó por el bajo rendimiento del portugués. 

Este cambio en la relación con sus compañeros podría estar debido a las veleidades de CR7, quien no sólo no pone fin a las especulaciones sobre su futuro sino que irrita a los madridistas con un comportamiento sospechoso.  El portugués alimentó su divorcio con la afición, que no dudó en pitarle en el partido ante el PSG, con un descarado coqueteo con Laurent Blanc en el mismísimo césped del Bernabéu. Y ayer mismo, en Londres, no tuvo reparos en dejarse fotografiar junto a Alex Ferguson mientras dejaba en el aire la posibilidad de volver a entrenar  a las órdenes de José Mourinho. “¿Por qué no?”, dijo seguramente para incendiar las redes sociales y probablemente para poner de los nervios a Florentino Pérez, irritado por la falta de  compromiso del portugués.