A PIE DE CAMPO

Como la reina mala del cuento de Blancanieves

Joaquim M. Bertran

OBSESIÓN POR MESSI. Érase una vez un jugador de fútbol, presumido, multimillonario, que cada día cuando escuchaba el canto del gallo lo primero que hacía era mirarse al espejo y preguntarle: ¿quién es el mejor jugador del mundo? Desgraciadamente para él, este siempre le respondía que el mejor jugaba en el Barça y su nombre era Leo Messi.

Consentido, malcriado, caprichoso y mimado como era él no se le ocurrió otra cosa que romper el espejo y buscar la manera de acabar la supremacía de Messi y el Barça en el fútbol mundial.

Precisamente esa obsesión por Messi le ha llevado a él, que siempre se ha sentido rico, guapo y un gran jugador, a quejarse ahora, curiosamente, de los únicos que le apoyan. Ya no solo se siente rechazado fuera de su club, sino que tampoco se siente querido por los suyos. Les pide más cariño, pero también más dinero. Un reconocimiento económico de lo gran jugador que es, pero quizás también las cabezas de algunos de sus compañeros que, según él, le han traicionado.

Mal aconsejado, con muy poca inteligencia emocional, Cristiano Ronaldo es la viva imagen de la reina mala, la que luego se convierte en bruja, del cuento de Blancanieves. Su ofuscación por todo lo que está relacionado con Messi y el Barça le ha llevado a dejar de confiar en los suyos y romper con todo.

Su caso, no obstante, más que un cuento infantil, es un fado, la canción popular portuguesa, donde prevalece la tristeza, la nostalgia o la frustración. Esa frustración de no ser como Messi.