Ranieri perdió el apoyo del vestuario

Claudio Ranieri ya es historia, pasada, en el Leicester

Claudio Ranieri ya es historia, pasada, en el Leicester / sport

Jordi Blanco

Claudio Ranieri permanecerá por siempre como un personaje especial en la historia del Leicester City. Acaso el entrenador más grande por conducirle a la conquista de la Liga más inesperada... Pero nada es eterno y hace ya algún tiempo, no dos o tres semanas sino algunos meses, su figura dejó de ser intocable en el vestuario.

Su carácter socarron dejó de provocar la alegría del pasado y en cuanto desaparecieron las fiestas con las pizzas y los resultados se torcieron el ambiente en el vestuario dejó de ser aquel que provocó la admiración de todo el mundoEl hombre tranquilo, el tipo que había hecho de la normalidad el mayor de los éxitos, ya no era a ojos de los suyos el capitán al que seguir con los ojos cerrados...

La señal que recibieron en los despachos de Filbert Way fue incuestionable y por más que se trasladara a la opinión pública un apoyo innegociable al italiano, saber que había perdido el apoyo de la tropa le dejaba al pie de los caballos. "Quiero luchadores. Ahora es el momento... ¿Quien está dispuesto a pelear?" es parte de uno de sus últimos discursos en el vestuario, pero de un discurso que ya no calaba en varios de los jugadores.

El discurso del técnico ya no calaba entre los jugadores como antaño

Hace dos temporadas el Leicester mantuvo contra viento y marea, siendo colista y estando casi descendido, a Nigel Pearson como entrenador. Este jueves se cargó a Ranieri. Dos son las diferencias: el vestuario entonces sí estaba absolutamente al lado del técnico británico (de hecho protestó airadamente cuando fue despedido al acabar la temporada por asuntos extradeportivos) y, por otra parte y como expresó Ian Stringerperiodista muy reputado en el entorno del club, "el Leicester de hoy no es el de hace dos años; es algo muy distinto".

Que la decisión sea acertada o no se sabrá según acabe la temporada, pero el Leicester, de sopetón, volvió al plano y dejó de ser aquel club tan especial para ser uno más. En el fondo, cualquier club profesional, y más entre los grandes, está en manos de sus futbolistas.