Guardiola, en el abismo
Pol Ballús
El problema de ser Guardiola es que, en su caso, es relativamente fácil estar peor que nunca. En uno de los momentos más bajos de su etapa en Manchester, el técnico acumula varias estadísticas que acreditan el duro momento que vive su City.
En sus anteriores siete temporadas como entrenador, solo Atlético de Madrid, Wolfsburgo y Madrid le habían marcado cuatro goles en un partido. Esta campaña, a mes de enero, ha encajado esta cifra el mismo número de veces (Barcelona, Leicester y Everton) que en siete años.
Lleva cinco derrotas en liga, tantas como en cualquier otra temporada en la que había entrenado y este es el curso en el que, tras 21 jornadas, suma menos puntos de su carrera, superando el 2011/2012. “Lo excepcional fue lo del pasado. En la carrera de un entrenador, es normal vivir situaciones como las de hoy”, argumentó Guardiola tras el partido.
Un equipo muy frágil
Un equipo muy frágil
Normal no es, sin embargo, que el primer disparo que recibes se convierta en gol hasta en siete ocasiones. La extrema fragilidad es la gran losa de un equipo que, en el proceso de jugar como desea Pep, que lo ha conseguido a ratos, se ve dañado a las primeras de cambio. “Me gustaría saber por qué nos pasa. Es muy duro para la mentalidad de los jugadores”, se cuestionó el técnico catalán.
Los fichajes de Bravo, que no salva puntos en la portería, y John Stones, con permanentes muestras de inseguridad pese a los más de 50 millones desembolsados en él, quedan en el ojo del huracán. En el camino, Guardiola no ha podido contar con Agüero siete partidos, Fernandinho lleva cinco fuera y le quedan dos más, y Gündogan no jugará más en lo que resta de temporada. Yaya Touré es hoy el principal recurso como ancla en la sala de máquinas, y lo ha tenido que proteger con Zabaleta y De Bruyne a su lado para dar seguridad al equipo, pese a alejar al belga de la zona del campo donde se marcan diferencias.
La promesa del inicio
La promesa del inicio
No por lejanas se deben olvidar las sensaciones transmitidas en los primeros partidos de Pep como ‘sky blue’. En el mejor arranque de la historia de la Premier, con actuaciones sobresalientes contra West Ham o Everton, el City fluyó e impactó como pocos equipos lo habían hecho. Un argumento para confiar en las capacidades de unos jugadores a los que Pep exime de cualquier culpa: “Todo esto nos hará más fuertes. Quizás no hoy, quizás no esta temporada. Pero lo hará”.
Dicen los datos que el City no remonta un partido liguero fuera de casa tras ir perdiendo al descanso desde hace 22 años. A cambiar cosas como esta se refiere su actual técnico cuando habla de crear una identidad semejante a la de los mejores del continente, pese a que se considere que por tenerle a él el Manchester City ya está allí. Es el problema de ser Guardiola.
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