La pizarra de Pichi

Atención a la presión y la salida de balón

Ter Stegen (izquierda) se lamenta tras encajar el 1-0 en el Athletic-Barça de la Supercopa de España

Ter Stegen (izquierda) se lamenta tras encajar el 1-0 en el Athletic-Barça de la Supercopa de España / sport

Pichi Alonso

No sirve, en absoluto, de referencia el 6-0 del pasado domingo. Siempre se debe tener en cuenta que Ernesto Valverde no se arruga en sus planteamientos y estos resultados contribuyen a reforzar aún más a sus equipos en los compromisos frente a los grandes. Seguro que el Athletic volverá a plantar cara al Barça, y lo hará muy probablemente apretando desde arriba para dificultar la salida de balón. Esa será la misión de Muniain, Williams, Susaeta o Eraso y Aduriz.

El reto no es otro que incomodar al Barça, así que será importante tener preparadas alternativas a esa posible presión. La ausencia más que probable de Messi y Suárez provocará que esa presión todavía sea mayor, conscientes de que el peligro de la contra del Barça es mucho menor sin los dos cracks.

Posesión de balón. Para los de Luis Enrique será básico tener posesiones de balón largas, intentando controlar el  partido. Es algo crucial en un encuentro que se presume intenso el marcar el ritmo de juego que más te convenga. Y para eso nada mejor que disponer del control del balón para no entrar en un intercambio frenético y descontrolado del partido, algo que para nada le interesa al Barça.

Ataque del Athletic.  El conjunto de Valverde exhibe dos argumentos fundamentales en su esquema de juego ofensivo: las segundas jugadas, que nacen de los pases largos de sus centrales o Iraizoz, buscando a Aduriz para que peine y se aproveche así la velocidad de un Williams que está confirmando con creces las expectativas que había levantado, o se dispute el rechace de los defensores para atacar en esas segundas acciones con balones divididos. Es necesario ser contundente y estar muy metido en esos lances del partido.

El segundo recurso son las llegadas por bandas y sus posteriores centros para aprovechar el excelente juego aéreo de sus hombres, especialmente Aduriz, que por cierto ha pasado de ser un excelente rematador de área a ser muy peligroso cuando baja a recibir de espaldas entre líneas y asiste a sus compañeros.

Neymar no ha jugado todavía en San Mamés después de la ‘lambreta’ en la final de Copa. Sufrirá un ambiente muy hostil, tanto desde la grada como en el propio terreno de juego. Sería bueno que estuviera preparado a nivel psicológico para lo que presumiblemente se va a encontrar desde el inicio del partido. La cabeza debe estar muy fría.