Pedro, uno de los nuestros

Sin Pedro, la historia habría sido, seguramente, diferente. Sabemos que Messi está por encima de todo y de todos, y que a su vera el mejor Barça existió con Xavi e Iniesta, Busquets y Piqué, Puyol y Valdés... y Pedro. Con él también, y en mayúsculas.

Su electricidad en el campo contagia a cualquiera. Acertado en mayor o menor medida, verle presionar sin desmayo la salida de balón del equipo rival hace entender hasta qué punto el Barça logró los éxitos que logró por futbolistas como él.

Ahora la noticia que rodea a Pedro se limita a saber si se irá o se quedará en el club, incómodo como está por ese rol que le toca vivir a la sombra de tres cracks indiscutibles. Si empezó siendo el socio de Messi y siguió como acompañante de Neymar, Suárez le ha cerrado la puerta y como los resultados siempre son el mejor de los argumentos, es difícil pensar en un Pedro titular en el Barça.

A partir de aquí, lo adecuado, lo saludable, es encontrar la mejor solución. Es tan lógica la postura contraria de Luis Enrique como comprensible ponerse de su lado porque sin que nadie le deba nada, él tampoco debe nada a nadie.

El Barça y Pedro están en paz porque él le devolvió esa confianza que le dieron y ha acabado por convertirse en un personaje eterno en la historia del club.

Hay cracks que se van sin dejar huellas y futbolistas cuya huella permanece por lo que han supuesto. Y Pedro es uno de ellos. Uno de los nuestros cuya imagen debería ser de obligatorio estudio para los chavales de La Masia.