XXXL

Las bolsas de obsequios del Real Madrid han generado una gran polémica

Las bolsas de obsequios del Real Madrid han generado una gran polémica / Sport

Carme Barceló

Carme Barceló

Estas cuatro letras mayúsculas corresponden a la talla de la camiseta del Real Madrid que, me cuentan, está en esa bolsa de ida y no vuelta que el club blanco regala a los árbitros a domicilio. Talla grande ande o no ande, ya saben. Al parecer, se obsequia a los colegiados con tan descomunal presente debido al stock de semejante envergadura textil que tiene la entidad merengue. La talla de la camiseta madridista es directamente proporcional al respeto y/o temor que siente el colectivo arbitral ante el club presidido por un Ser Superior, ya saben también. Más allá de la anécdota del regalo, que ha hecho subir las acciones en bolsa del mosqueo del respetable, lo que está muy claro es que la remontada en Villarreal ha disparado aún más las alarmas respecto al estamento que preside Sánchez Arminio. No les da la vida para presentar alegatos contra Piqué (vamos por el tercero) y Fernando Roig a la par que el Real Madrid llora la falta de equidad en las ‘moviolas’. Tiene gracia la cosa cuando han vivido y viven una situación de privilegio en este sentido y cuando la balanza esta temporada se decanta a su favor. Si ha habido un escándalo arbitral sin precedentes esta Liga, ese ha sido el ‘no gol’ del Benito Villamarín. La torpeza arbitral dio la vuelta al mundo. No así los supuestos 14 centímetros en fuera de juego de Bakambú, tema al que dedicaron la sección completa del arquitecto de ‘El Chiringuito de Jugones’.

XXXL es el tamaño del enfado de muchos profesionales que ya saben como funciona esto y de un Luis Enrique y una directiva azulgrana que optan por la prudencia verbal. Se sienten perjudicados -que no perseguidos- en aquello que a otros beneficia aún cuando suene la musiquilla de ‘Verano Azul’ en sus declaraciones. 

XXXL es ese estado de gracia permanente en el Madrid en el que se justifica que Isco y Morata hablen de sentirse ‘segundo plato’ y ‘postre’ y salgan del revés de la Cerámica mientras se culpa de todo a Piqué, a Roig, a los comentaristas y a los realizadores. Se saben protegidos por ese manto XXXL que combina el más allá con el más acá de los palcos y las cúpulas, ya saben.