Venidos a menos. Segunda parte.

Paulinho quiere jugar en el Barcelona

Paulinho quiere jugar en el Barcelona / AFP

Carles Sans

Carles Sans

¿Se acuerdan ustedes de aquellos tiempos en que todos los jugadores ‘top’ querían fichar por el Barça? Eran muy pocos los clubs que podían competir con lo que la entidad blaugrana ofrecía. Por eso a lo largo de la historia han jugado muchos de los grandes de cada momento. El último reciente que podemos considerar ‘top’ ha sido Luis Suárez, que llegó en verano de 2014. A partir de entonces no han venido fichajes con el marchamo de crack, entre otras cosas porque, tal como escribía un servidor hace un año en estas mismas páginas en un artículo titulado ‘Venidos a menos’, el Barça ha de competir económicamente con muchos otros clubs que hace años no llegaban a su altura. Pero, desengañémonos, ya no somos los más ricos del lugar, y equipos como PSG, City o Chelsea, así como los de la Liga china, nos han adelantado por la derecha con los millones que sus magnates traen bajo el brazo. Ya no todo el mundo sueña con venir, e incluso algunos se marchan desde la cantera porque ven un futuro mejor lejos de la entidad. Escribí en aquel artículo que habría que acostumbrarse a ello, y que no sería fácil. No se entienda que afirmo que el Barça ya no es un club poderoso; lo es y lo será, tenemos la mejor tripleta de delanteros y grandísimos jugadores en nómina; pero habrá que picar mucha piedra para obtener lo que antes se conseguía poco más que escarbando. Al socio no le vale con fichar a Paulinho, a quien conocen en China. El socio y el aficionado quieren a alguien que los haga soñar con que en la próxima temporada conseguiremos los títulos más importantes, como viene siendo costumbre en los últimos diez años.

El fichaje ilusionante del año pasado fue Umtiti, un jugador que ha salido bueno en comparación con el resto, que no han dado la talla. Y este año, salvo sorpresa inesperada, los fichajes a los que podemos acceder no parecen ilusionar demasiado, y todos sabemos, la directiva la primera, que en el Barça dos años sin éxitos de fichajes se puede pagar muy caro.