Valverde tiene la llave

Valverde, durante su presentación con el Barça

Valverde, durante su presentación con el Barça / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

¿Les vendrá grande? ¿Saben dónde se ha metido? ¿No hay una gran diferencia entre el lugar donde han estado y lo que se les viene encima? ¡Ni hablar! Ernesto Valverde vivirá hoy (los primeros jugadores llegarán el miércoles) su primer día de trabajo en la Ciudad Deportiva del Barça y, posiblemente, sí, la encuentre muy diferente a Lezama. ¡Normal! ¡Claro que sí! El Barça es muy diferente al Athletic, pese a que muchos, demasiados, le encuentren un montón de puntos comunes. Pero Valverde sabe que es fútbol y solo fútbol lo que le ha traído a Barcelona. Mejor aún: mejorar el fútbol que hizo el Barça la temporada pasada que, visto lo visto (y no hablo de títulos menguantes: 3 hace tres años, 2 hace dos, 1 el pasado año), no le será muy difícil de conseguir.

A Valverde no le asusta nada. Nada. Acaba de llegar de un safari fotográfico y, por tanto, sabe de animales, de animales muy grandes y poderosos, de auténticas fieras y todo el mundo le reconoce al ‘Txingurri’ una gran capacidad para enamorar a la gente, ganarse a los jugadores, demostrar lo que sabe, lo que quiere y cómo conseguirlo. Puede, sí, que el Barça sea un club muy grande, inmenso, con la obligación de ganar siempre, pero cometen un error inmenso, grande, quienes piensen que Valverde no está capacitado para semejante responsabilidad. Valverde ha triunfado allí donde ha ido y ha triunfado al nivel de la exigencia, fuese España o Grecia, fuese un equipo modesto o poderoso, o fuese soportar la terrible presión de ser el entrenador de ‘tu’ Athletic, en la ‘catedral’, que le permite esgrimir una matrícula ‘cum laude’ a la hora de sentarse en el banquillo del Camp Nou.

Es posible, ¡claro que sí!, que Valverde haga caso a su amigo Pep Guardiola que, el otro día, en una graciosa entrevista en Catalunya Ràdio, dijo que lo único que le había dicho al ‘Txingurri’ es que fuese él y que “tire millas”. Porque el mago de Santpedor considera que “Valverde es alguien que se hace querer y estoy seguro de que se ganará a los jugadores”. En ese ganarse a los jugadores, cuentan que es vital la ayuda de todos, empezando por los futbolistas, muchos de ellos con un barniz de intocables que asustan. Ellos y su barniz. Pero, claro, lo primero que piensan las estrellas es que no puede protagonizar una temporada como la del año pasado, pues ni su prestigio, ni su vitrina, ni sus cuentas corrientes podría soportarlo. Es año previo al Mundial, así que ellos verán. No cabe duda de que, además de los futbolistas, el equipo íntimo de Valverde -Joan Azpiazu y el zurdo virtuoso José Antonio Pizanco ‘Ros’- sabrá cómo organizar la convivencia para que todos se sientan partícipes de la aventura.

Y es ahí donde muchos mirarán al ya famoso, popular y divino tridente, los delanteros que necesitan reivindicarse y, sobre todo, demostrar que esa amistad, complicidad y casi autoridad que les gusta mostrar y demostrar, incluso saliendo juntos al campo de entrenamiento o al estadio donde juegan, se vuelven a traducir en ser, sí, la tractora que arrastre, de nuevo, al Barça a la senda de los títulos. Y es ahí, tal vez, donde Valverde deberá de demostrar su sabiduría: en hacer que Messi, Suárez y Neymar hagan equipo, no miniequipo.