Valverde nace en medio del ruido

Valverde

Valverde es el elegido para sustituir a Luis Enrique / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Fiel a sus dificultades comunicativas, el presidente Bartomeu confirmó lo que ya era un secreto a voces pero todavía no verbalizado: Valverde será el nuevo entrenador del Barça. Para que el anuncio no interfiriera en el desarrollo de la temporada, se construyó una comedia evitable en la que resulta que ayer mismo se contactó a Valverde, lo propuso Robert, la junta lo aprobó y finalmente se le fichó. Ni se construye una catedral en una semana ni se diseña el proyecto de un nuevo entrenador en un solo día. Lo que no es verosímil no hace falta anunciarlo. Más allá de la fanfarria, es indudable que Valverde es un entrenador que genera consenso en el barcelonismo y sobre el cual hay depositadas muchas esperanzas en un momento de transición en el que habrá que tomar grandes decisiones deportivas, pero fue anunciado como el embutido de un bocadillo, presionado por dos temas tan graves y trascendentes como la detención de Sandro Rosell y la exoneración de Laporta y su junta de la demanda por la Acción de Responsabilidad. Es decir, ni siquiera el importantísimo anuncio del nuevo entrenador ha podido aislarse del ruido creciente que envuelve al club. 

Se esperaban con mucha expectación las explicaciones del presidente sobre la detención de Rosell. Hizo el primer amago de desmarque, aunque en condicional, y proclamó, que “si Rosell se hubiera beneficiado, actuaríamos en consecuencia”. A continuación añadió que “el caso perjudica la imagen del club”, una frase que dicha por él y situada en la disyuntiva entre su amigo y la presidencia, indicaría que puede haber empezado a escoger esta última. Eso sí, evitó pronunciarse sobre las mentiras flagrantes que Rosell explicó a los socios en la campaña electoral del 2010 acerca de la venta ficticia de su empresa BSM o sobre la relación cada vez más dudosa con Qatar, dos cuestiones que quedan pendientes para la siguiente comparecencia y que siguen planeando peligrosamente sobre su cabeza. En cuanto a la Acción de Responsabilidad, Bartomeu admitió que el Barça no recurrirá al Supremo y, por lo tanto, hay que aplaudir que se produzca por fin el carpetazo esperado a una demanda que tanto sufrimiento injusto e inútil ha causado en tanta gente durante siete años. Dicho esto, el presidente del Barça insistió incomprensiblemente en que el mandato de Laporta se había cerrado con pérdidas a pesar de que la sentencia judicial deja bien claro “que no existían acreditados resultados económicos negativos que justificaran la responsabilidad que se reclama de los miembros de la junta directiva”, y dio la sensación de querer ganar con un comunicado lo que en realidad ha perdido en los juzgados. Lo que es evidente es que Valverde nace en medio del ruido, fruto de un parto doloroso. Sería bueno que ahora le dejáramos crecer con tranquilidad.