Valverde merece tranquilidad

Valverde es el nuevo entrenador del Barcelona

Valverde es el nuevo entrenador del Barcelona / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El anuncio del fichaje de Ernesto Valverde como nuevo entrenador del Barça se vio enturbiado por polémicas extradeportivas. Dos expresidentes adquirieron más protagonismo que el técnico. La entrada en la cárcel de Sandro Rosell por supuesto blanqueo de capitales y cobro de comisiones ilícitas y la victoria judicial de Joan Laporta en la Acción de Responsabilidad acapararon más atención mediática que el sustituto de Luis Enrique. Bartomeu y sus asesores se equivocaron de estrategia. El nombramiento de Valverde (aunque fuera un secreto a voces) merecía mayor solemnidad porque, de hecho, estamos hablando del hombre que debe regir los designios del primer equipo los próximos tres años. Espero que a partir de hoy y, sobre todo, en la rueda de prensa de mañana, se hable solo de fútbol. De los planes de Valverde para el Barça. De los fichajes. De las bajas. Del sistema de juego. De la cantera. Del papel de Messi en el proyecto… Y no se vuelvan a mezclar churras con merinas. Valverde debe tener un aterrizaje tranquilo en el Camp Nou. Todo lo tranquilo que puede ser en un club como el Barça. Suficientes problemas tendrá ya en el campo como para tener que soportar los que se han generado en el palco…

Entiendo que los vencedores tengan hambre de venganza. Incluso que los vencidos se resistan a reconocer su derrota. Pero sería bueno para el inicio de esta nueva etapa un poco de tranquilidad. Valverde se la merece. Y los dos bandos del barcelonismo deberían cesar, al menos por un tiempo, sus hostilidades. Un poco de paz en el entorno sería la mejor aliada para el nuevo técnico. Otra cosa es que se demuestre que Sandro Rosell se aprovechó del Barça para llevar a cabo sus negocios ilícitos. Entonces, sí. Entonces, que todo el peso de la ley caiga sobre el expresidente y sobre quienes permitieron que utilizara el club como su corralito personal. Y eso incluye, por supuesto, a Bartomeu y sus directivos. Pero este momento no ha llegado... todavía.