Valverde hace olvidar a Luis Enrique

Ernesto Valverde, durante su comparecencia de prensa

Ernesto Valverde, durante su comparecencia de prensa / sport

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Digamos la verdad sin tapujos. Si el Barça hubiese comenzado la Liga como el Madrid y estuviera a siete puntos de su máximo rival, el Camp Nou sería un polvorín y la moción de censura hubiese podido derrocar a Bartomeu. Pero miren por dónde, quien ha comenzado fallando más que una escopeta de feria es el equipo de Zidane, que ha dejado escapar siete puntos del Bernabéu en los tres primeros partidos en casa, lo nunca visto. Los pronósticos han saltado por los aires. Los blancos, que venían de ganar dos Supercopas en agosto, se las prometían muy felices y ahora están asustados. Los blaugranas han superado con éxito un inicio comprometido, ya que estrenaban entrenador, se habían quedado sin 

Neymar y los nuevos fichajes eran muy discutidos. Valverde le ha robado el liderato a Zidane.

Así es el fútbol, imprevisible y desconcertante. Un claro ejemplo: el Madrid acusa la marcha de Morata más que el Barça la huida de Neymar. La expulsión de Cristiano ha puesto en evidencia que Bale y Benzema están bajo mínimos. El arranque fenomenal de Messi ha dado alas a su equipo dejando claro que su talento crece con los años al tiempo que su ambición de títulos marcha paralela a su capacidad goleadora. Pocos partidos han servido para confirmar que Paulinho y Semedo son mejores fichajes que André Gomes y Aleix Vidal. Zidane ha perdido la sonrisa y los palmeros que antes le ensalzaban comienzan a descubrir sus flaquezas. Todo lo contrario que Valverde, que se consolida como un técnico serio, pragmático y con un poder de adaptación fantástico. Si subimos al palco, los papeles también se han cambiado. Florentino está dolido por los fallos de su equipo y no quiere dar la razón a los que opinan que la plantilla blanca ha perdido potencial esta temporada. Bartomeu ha recuperado la sonrisa. Gracias a Messi mira el futuro con optimismo y se recupera de un agosto muy duro que le puso contra las cuerdas. Resistir es ganar. La vida no está envuelta por un lazo, pero siempre es un regalo.

Ha bastado mes y medio de competición para dejar claro que el Barça ha salido ganando con la marcha de Luis Enrique y la llegada de Valverde. El equipo necesitaba un revulsivo, un cambio táctico, una inyección de confianza. El mejor elogio que se puede hacer del nuevo técnico es que es una persona normal, sin la empatía de Guardiola ni el mal carácter de su predecesor, pero con unas cualidades humanas y profesionales que valora el vestuario. El banquillo barcelonista quema a velocidad de vértigo. Guardiola se vació en cuatro años y su sucesor llegó a la misma situación en tres temporadas. El primer año de Valverde se inicia con ilusión y confianza. Cuando el marcador ayuda todo es más fácil. 

Un arranque así, con seis victorias consecutivas, es un bálsamo para cualquier club, una vitamina mágica. Siete puntos de ventaja al Madrid es un colchón que da para mucho mientras Messi siga enchufado. Todos los demás problemas se esconden ahora bajo la alfombra, ganan tiempo hasta que se solucionen. De esta manera, la moción de censura no pasará a la historia y la asamblea de octubre será un paseo.