"Vale: la moto te quiere", como dijo el maestro Nieto

Rossi

Rossi / EFE

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

Y él quiere a la moto, eso es evidente. Con pasión, con la locura que se necesita para, 22 días después de destrozarse la pierna, ya no sólo se juegue una lesión de órdago sino incluso la vida sobre el asfalto aragonés.

El titular de hoy reproduce la frase que Angel Nieto, perdón: el grandísimo Angel Nieto, le dedicó cuando, este mes hace ya nueve años, el italiano igualó sus 90 victorias en los Grandes Premios. Luego vinieron otras 25 más, y otro título mundial hasta sumar los nueve que atesora.

Los deportistas de élite son gente de otra pasta. Esto está claro. Y los pilotos de motos, aún más. Puede que no falte quien considere que lo de Rossi tiene más de locura que de heroicidad. Yo soy de los que valora más lo segundo.

El jueves lo dijo Márquez en la rueda de prensa: “yo hubiera hecho lo mismo”. Y Rafa Nadal, Alberto Contador, Pau Gasol, o Fernando Alonso, también.

Cuentan los allegados al italiano que nunca antes había entrenado tanto como este invierno. Su persecución al décimo título es obsesiva. De ahí que haya querido estar en el Motorland, para no renunciar a ninguna oportunidad, por mínima que sea.

Sea usted fan de Rossi, o no, considérese un afortunado por haber tenido la ocasión de verle competir. La historia lo proclamará (bueno, de hecho ya lo es) como uno de los grandes mitos del deporte mundial.

A mi me hubiera gustado ver correr a Fangio, a Moss, a Hailwood, a Surtees. Por edad no pude. Pero tengo la enorme satisfacción de haber disfrutado de muchos otros pilotos, de dos y cuatro ruedas. Entre ellos, obviamente Rossi. Y no sólo por sus victorias y sus títulos; también por decisiones como la de estar este fin de semana en el Motorland en las condiciones que le marcan su lesión.

Y sin ninguna necesidad. Esto es lo más grande. Porqué: ¿qué más darán nueve títulos de diez, cuando la humanidad entera se ha puesto de acuerdo en consagrarle como uno de los más grandes?

Sólo se puede entender este tipo de planteamientos si los decodificamos con el traductor del lenguaje especial de los héroes. Y Rossi lo es. No hay discusión.