EN LA ORILLA

Una máquina

El Barça destaca hoy por la dinámica colectiva y la finura de sus intérpretes

El Barça destaca hoy por la dinámica colectiva y la finura de sus intérpretes / sport

Martí Perarnau

El Barça de hoy es una máquina. De nuevo es una máquina. El equipo de Luis Enrique ha ido evolucionando y corrigiéndose. Su trayectoria no ha sido lineal, sino que ha oscilado de manera notable, con avances y retrocesos que ya explicamos en anteriores artículos. Mientras en los resultados su trayectoria ha sido formidable, hasta el punto de que es contundente favorito a los tres títulos, en la producción de juego deberíamos calificarlo de ‘discontinuo’. 

Al principio fue discontinuo porque entrenador y jugadores no encontraban los puntos de acuerdo. A partir de enero, cuando Xavi puso paz para que Messi pusiera gloria, el acuerdo común se visualizó con rotundidad: lo que resultó discontinuo fue la interpretación del juego. Hace unos días vimos dos rostros totalmente opuestos del Barça en Sevilla y casi de inmediato, de nuevo grandes altibajos en los conceptos del juego en función de si enfrente estaba el Valencia o el PSG, sin que la talla del rival fuese clave en dichas alteraciones.

Esta discontinuidad es el único defecto de un equipo formidable que ha alcanzando el período clave de la temporada con todo a favor. Hoy el Barça destaca por su dinámica colectiva, por la finura de sus intérpretes y por el momento dulce de forma. Esto ocurre por planificación, pero la mejor planificación no hace que esto ocurra dado que el fútbol está sometido a mil accidentes, de los que el Barça se ha librado esta vez.

Quizás nada influya más en la dinámica, la finura y el ‘momentum’ del colectivo que haber devuelto presencia y responsabilidad a los centrocampistas. Si durante meses fueron casi comparsas de un juego de transiciones, hoy han recuperado el protagonismo con el balón sin que ello haya mermado la marcada trascendencia de Messi como principio y final, medio y delantero, los desmarques tremendos de Suárez ni la electricidad de Neymar. Favorito rotundo a todo y habiendo recuperado su mejor modelo de juego, el Barça es lo más parecido a una máquina.