En tus manos encomiendo mi espíritu (bis)

Ni siquiera Leo Messi pudo hacer nada para mejorar la imagen del Barcelona

Ni siquiera Leo Messi pudo hacer nada para mejorar la imagen del Barcelona / sport

Carme Barceló

Carme Barceló

Nos fuimos a dormir con el corazón ‘partío’ el día de San Valentín. Y en París, para goce y disfrute del guionista de Hollywood y de la caverna mediática. 48 horas después sigue doliendo el alma, que se ubica en una zona más profunda que la del músculo del amor. No hay excusa al ‘meneo’ de juego y de libretas que le dio el PSG al Barça y al poderío físico de unos versus el estado de estupefacción permanente y anemia futbolística de los otros. Aquellos avisos a navegantes de los últimos meses confirmaron el hundimiento en el Parque de los Príncipes. Y lo que es peor: ni Messi ni el tridente pudieron sacar el salvavidas. Encomendamos nuestro espíritu a Leo, ese sobrenatural jugador de fútbol que ha cogido siempre el timón de la nave en pleno tsunami y la ha puesto a flote. Esta vez no pudo ser. El dato frío es demoledor: el argentino solo tocó 17 balones en la primera mitad del encuentro. Sobran las palabras y, lo que es peor, los hechos. Mal que le pese a Luis Enrique -al que deberían recordarle que, además de entrenar al FC Barcelona, también lo representa en las duras y en las maduras-, Emery le dejó en evidencia. Sin ser la exégesis del fútbol, el técnico del París Saint-Germain le hizo una radiografía en la que destapó todos sus males. Unos, solucionables. Otros, enquistados y profundos. 

SIEMPRE ÉL. El 4-0 no borra ni opaca la realidad. El Barça cuenta con un elenco de jugadores capaces de lo posible y de lo imposible. El corazón momentáneamente roto de la afición azulgrana alberga un sentimiento irrompible. Ese es el carro al que hay que subirse cuando pintan bastos a la par que se exigen responsabilidades deportivas a quien corresponda. Lo de cargar las tintas contra Messi se lo vamos a dejar a los que intentan torpedear su idilio permanente con el Barça que, como dijo Di María en pleno orgasmo vencedor, “es su casa y allí estará muchos años”. A Leo le hemos dado y dejado en sus manos lo mejor y peor. Enorme responsabilidad que asume como profesional y como culé. Solo él puede firmar lo que a día de hoy parece imposible. El barcelonismo vuelve a encomendarse a D10S.