Teoría y práctica del tridente

FC Barcelona, 4 - Villarreal, 1

FC Barcelona, 4 - Villarreal, 1 / Javi Ferrándiz, Valentí Enrich

Ernest Folch

Ernest Folch

No se conocen límites a la voracidad del tridente azulgrana, que ayer superó por tercer año consecutivo la brutal barrera de los 100 goles en una temporada, con su vértice Messi superando otra vez los 50 tantos. Las cifras de la MSN resumen su poderío pero no le hacen justicia, porque como pudimos volver a comprobar ayer en el Camp Nou, los tres se bastan para liquidar partidos más complicados de lo que han parecido: ayer el Villarreal hizo un buen partido y aguantó el tipo una hora jugando al Barça de igual a igual. Pero el tridente no entiende de justicia, activó su apisonadora y se llevó por delante al ‘submarino amarillo’ con el despliegue clásico de su repertorio. Esta vez Neymar cargó con el peso del partido, y asumió el riesgo en un sinfín de situaciones desequilibrantes, que terminaron por descoser la defensa del Villarreal. Messi apareció como siempre en el instante decisivo, al filo del descanso, cuando el partido estaba empatado y tenía un aire preocupante: lo increíble es que todo el mundo sabe lo que va a hacer y a pesar de ello nadie puede evitarlo. Leo trazó su eterna recta hacia la izquierda que solo podía concluir con un tiro hacia la derecha. Y así fue. La doble diagonal de Leo es ya un clásico del fútbol, y una de estas secuencias que tienen la virtud de prever el futuro. 

La sociedad que forman Messi y Neymar es el gran binomio dentro del tridente, y la manera en cómo combinaron ayer dibuja el juego de los próximos años del Barça: nadie interviene y arriesga más que Neymar, pero nadie es más letal y decisivo que Messi. Al brasileño le tocará, por físico y edad, asumir el juego, y al argentino cerrar los partidos. Porque a día de hoy queda claro que Neymar, incluso en sus grandes tardes, necesita todavía demasiadas ocasiones para materializar un gol, a diferencia evidentemente de Messi pero también de Suárez, al que le bastó una sola aparición para demostrar que todos los recursos que tiene están al servivio del gol.  En el tridente azulgrana la relación con el gol es todavía asimétrica: Messi es un extraterrestre, Suárez es un especialista sin igual y Neymar busca todavía su espacio definidor que todavía no ha encontrado. 

Lo que es indudable es que estamos ante un tridente tan deslumbrante que es capaz de hacer pasar partidos complicados como el de ayer en exhibiciones de talento. La teoría dice que sus números son increíbles, pero en la práctica son capaces de arreglar encuentros con su varita mágica.