La tecla

El presidente Bartomeu explicó una anécdota que vivió en el Club Churchill

El presidente Bartomeu explicó una anécdota que vivió en el Club Churchill / EFE

Xavi Torres

Xavi Torres

Recuperar la Liga española y haber ganado la tercera Liga de Campeones en cuatro temporadas no es poco. Se trata de un dato inequívoco que avisa de que algo está cambiando en el fútbol. La supremacía del Barcelona, aceptada en el mundo entero y sufrida especialmente por el Real Madrid, parece haber cedido a un nuevo escenario con cambio de colores. La postura ante la evidencia puede llevar a Josep Maria Bartomeu a apelar a la mala suerte, las manos negras y a su tridente (especialmente a Messi, ahora que tendrá su momento-cortina de humo anunciando la renovación) o a reflexionar para tratar de encontrar una solución.

¿Cómo ha llegado el Real Madrid a esta situación? Tras la resistencia barriobajera de trinchera y esquina de la ‘era Mourinho’ (con victorias en algunas batallas pero derrotas en las guerras) y tras el fracaso de Benítez, apareció Zidane, más por obligación que por devoción, para darle un vuelco a la historia. A sus espaldas, su recuerdo como futbolista excepcional y una nula aportación en el filial.

Sin embargo, tras un año y cinco meses, su palmarés -y el del Real Madrid- ha crecido de una manera espectacular. Y lo que es más importante, también la imagen de su equipo. La gestión del vestuario, especialmente con Ronaldo -a quien ha convencido para cambiar de posición y descansar en partidos menores-, el peso del centro del campo -Casemiro, Modric, Kroos e Isco juegan muy bien-, el protagonismo de los laterales Carvajal y Marcelo, la segunda unidad, el alma de los de casa... y la desaparición de Florentino Pérez como faro deportivo. En realidad, para el Barcelona, no es importante si este trayecto se ha consumado a partir de una estrategia o de la fortuna. Lo que es necesario es asumirlo para reaccionar. El Real Madrid, permítanme la expresión, tiene buena pinta.

Así que, para resistir la embestida, es necesario no equivocarse más. Lo de los refuerzos de la temporada pasada fue una broma de mal gusto que acabó pagando el equipo. ¿Fue una cuestión de adaptación de los nuevos, como se ha vendido desde el club? ¿O hay que fichar, sí o sí? ¿Mucho o poco? ¿Hay dinero? Y si no lo hay, ¿por qué? ¿No era esta una Junta modelo en la gestión? ¿Está para competir con el Real Madrid, Man City, Man United, PSG, Chelsea, Bayern... por los mejores futbolistas? ¿No habíamos quedado que todo el universo futbolístico quería jugar en el Barça, al lado de Messi? ¿Y qué perfil de jugador hay que ir a buscar? ¿Bajo qué mirada? ¿Quién la decide? ¿Albert Soler? ¿Robert? ¿Una comisión? ¿Formada por quién? ¿Y bajo qué criterios? ¿Hay alguien ahí que pueda responder?

La tecla. Hay que tocar la buena porque la realidad es que Messi es el mejor pero la fórmula de fiarlo todo a él ya no es suficiente para que el Barça siga siendo la referencia mundial del balón. Estaría bien echarle una mano a Valverde...

qatar

Caso Rosell. La Guardia Civil sospecha que el expresidente se lucró también de la publicidad de las camisetas del Barça, en concreto, con la marca ‘Qatar Foundation’, que el club empezó a lucir a partir de diciembre de 2010. Y también, según las mismas fuentes, se evidencia en buena parte de las conversaciones telefónicas grabadas, que “daba la impresión de que continuaba presidiendo el Barça”. A Josep Maria Bartomeu se le exige honorabilidad. Es el presidente del Barça. Ya no hay más margen para la sospecha. Debe enseñar a sus socios el contrato con Qatar, ese desplegable inacabable de sorpresas permanentes. Ahora que Arabia Saudita, Egipto, Bahrain, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Libia han roto sus relaciones diplomáticas con Qatar por su apoyo al terrorismo extremista -veremos en qué acaba esto y cuáles son los intereses que han llevado a esta posición- es necesario que el Barça se desmarque, dé un paso adelante y acabe con tanta -de momento y hasta que la justicia no diga lo contrario- rumorología. La transparencia, ante la que está cayendo, debe superar cualquier escenario de confidencialidad contractual. Demasiadas sombras de porquería cubren el Camp Nou. Y a su Junta. El asunto Neymar acabó desnudando a Bartomeu, que tras asumir la culpabilidad, renunció a su pena condenando al club por primera vez en su historia en un gesto que le perseguirá para siempre. No puede volver a ocurrir. O no debería. Qatar ha desaparecido de la camiseta pero sigue ensuciando la imagen del Barcelona. ¿Por qué? ¿Y hasta cuándo?