El tatuaje de Saúl marca el camino

Saúl no solo desplegó su habitual clase en la zona ancha, sino que abrió un triunfo de oro

Saúl no solo desplegó su habitual clase en la zona ancha, sino que abrió un triunfo de oro / EFE

Lluís Payarols

Lluís Payarols

Con el descaro de los más atrevidos y la frialdad de los más fríos, Saúl Ñíguez abrió el marcador en el BayArena. Fue su quinto gol en sus 25 partidos en Champions, el segundo en la actual edición y el pistoletazo de salida a una victoria que acerca al Atlético a los cuartos de final. Un golazo tras despistar en el pico del área a Dragovic y acariciar el cuero con su zurda para enviarlo a la mismísima escuadra de Leno. Una acción que podría explicarse con una frase que el ilicitano puede leer cada vez que mira su muñeca izquierda: “La fuerza no proviene de la capacidad corporal sino de la voluntad del alma”. Un consejo que recibió de pequeño de su padre, el que fuera delantero del Elche, Sabadell y Figueres Boria, versión libre de una sentencia de Mahatma Gandhi y que le acompaña para siempre en forma de tatuaje. Una frase que se aplicó el resto del equipo cuando en la recta final el Bayer Leverkusen apretaba en busca de un empate que no llegó, achicando incluso bajo palos antes del 2-4 de Torres. Simeone también lo sabe. Cuando la fuerza no llega, queda el alma. Y si alguna vez no se acuerda, solo tiene que mirar el brazo izquierdo de Saúl.