El sucesor de Messi no ha nacido

Con Messi, lo imposible es posible

El Camp Nou volverá a vibrar con el espectáculo del argentino / sport

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Trece días sin Messi dan para hartarse de blasfemar. En Madrid están agotados de empujar a Cristiano Ronaldo hacia la cúspide que ocupa Leo, pero el empalagoso entorno solo obtiene manotazos por respuesta.

La nueva moda, esta originaria de Barcelona, es reconocer a Neymar como relevo natural del mejor ‘10’ que el fútbol haya visto nunca. La humanidad insiste en etiquetar y listar todo aquello que es susceptible de ser etiquetado y listado. Incluso lo que no es susceptible de ello, también. Messi, ajeno a la humanidad, impasible ante la historia e inmune ante el desgaste del tiempo, solo juega para él. 

Trece días (los que separan el Argentina-Chile del Barça-Sevilla), solo trece días, han sido suficientes para que Neymar ganase el próximo Balón de Oro, ocupase (más adelante) el trono de Leo y arrebatase su vara de mando. Mucho más tiempo del que necesitó Messi para, esparadrapo en mano, tapar los berridos de tanto bocazas. Le sobró una hora ante el Sevilla para demostrar, una vez más, que no ha habido, ni hay, ni habrá nunca un futbolista como él. Lo mejor de Messi es que, sin necesidad de ello, le sigue motivando contradecir a quienes le buscan sucesor. No lo tiene. Busque, compare y, si encuentra algo similar, huya. Quieren estafarle.