Suárez y la cuadratura del círculo

Luis Suárez volvió a exhibir su fusil

Luis Suárez volvió a exhibir su fusil / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

En el Barça del estilo Cruyff nunca fue fácil encajar a un ‘9’ puro. En las tres últimas décadas solo hay dos jugadores que lo hayan conseguido de verdad: Romario, al final del Dream Team, aunque solo una temporada y ahora Suárez, el que lo ha logrado con más éxito y durante más tiempo. Por el camino se han quedado muchos intentos a medias y algún fracaso sonado como el de Ibrahimovic, quizás porque ni el estilo, primero, ni 

Messi, después, tole-raban fácilmente a un jugador con la posición demasiado fijada y que impidiera la libre circulación en la frontal del área.

El enorme mérito de Suárez es haber conseguido armonizar a la perfección con la manera de jugar del Barça y sobre todo con Messi, condición indispensable para triunfar en este proyecto. Si Suárez ha triunfado no solo ha sido por su extraordinaria y célebre agresividad, sino también por su inteligencia: desde el primer momento priorizó adaptarse al sistema y a sus compañeros de tridente a desarrollar sus propias virtudes, e invirtió un tiempo notable a conectarse con el equipo y entender el juego blaugrana. Aunque ahora ya está olvidado, es necesario recordar que sus inicios no fueron fáciles y le costó encontrar el camino del gol: cuando lo encontró y explotó el tridente, ya sabemos lo que vino después.

Este año se enfrenta a su último gran reto, puesto que sin Neymar, el tridente desintegrado y el juego ba-lanceándose otra vez hacia el mediocampo, el jugador uruguayo es quien más ha sufrido en este inicio de temporada. Por eso el gol que marcó contra el Girona es tan trascendente para un equipo que necesita sus goles y su carácter como el aire que respira. 

Es imposible aspirar a todo si Suárez no está inspirado, feliz y confiado en sus fuerzas. Si Valverde logra que llegue a su mejor nivel habrá conseguido la cuadratura del círculo.