Sofocos y sudores fríos

Neymar se relajó en Formentera

Neymar se relajó en Formentera / GTRES

Carme Barceló

Carme Barceló

No me da el pai pai para todo lo que está pasando. Me hallo a pocos kilómetros de Formentera, llamada ya la isla muda, donde en cuanto atracan los cracks del fútbol entran en ‘modo silencio’. De la misma forma que reclamaba en un artículo anterior un pronunciamiento de Cristiano sobre su posible marcha de España, no estaría mal que Neymar hiciera lo propio. Mientras el portugués sigue exhibiendo músculo y familia sin decir ‘esta boca es mía’, el brasileño pasó 24 horas de cine en la pitiusa, aterrizó en Barcelona e hizo mutis por el foro sobre su posible marcha al PSG. 

Mientras me daba aire con el abanico asiático, a unos amigos les caían las lágrimas y las gotas de sudor ante la posibilidad de no volver a ver junto al tridente. Yo pensaba que mi único alivio era el mismo que el de Valverde: saber que tengo a Messi en casa. Los sudores fríos que provoca el jeque parisino amainan cuando pienso en la renovación ya firmada de Leo, lo confieso.

Estoy en plena reflexión canicular cuando llega la noticia del arresto de Villar, valga el pareado. Casi 30 años al frente de la FEF. Casi 30 años de silencios comprados y cómplices que cargan de culpa también a quienes le han votado. Casi 30 años de un ser superior, otro, que ha campado a sus anchas con su vara de mando en el fútbol español. Casi 30 años de ‘no te contesto’, ‘yo a ti no te hablo’ y de no aparecer ni siquiera cuando muere un seguidor del Deportivo a decir, qué menos, el par de frases que se esperan de un señor que ostenta ese cargo. Casi 30 años de supuestas corruptelas de las que se reía aún a sabiendas que tenía el teléfono intervenido. Eso sí, las imágenes de su detención solo muestran los exteriores, no los cajones abiertos con ropa interior o dinero en efectivo, como en el caso de Rosell. Sonrojo absoluto. Y muchos silencios de los que esperábamos que se pronunciaran un día después de la detención de Villar. No lo harán. Si los veo por Formentera, os cuento.