La semana negra eclipsa la Copa

Ricardo Teixeira, expresidente de la CBF

Ricardo Teixeira, expresidente de la CBF / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El Barça está viviendo una semana negra que es una auténtica pesadilla. Se suceden las noticias negativas como si fueran una maldición. Todo comenzó perdiendo la Liga en la jornada final en lo que fue la crónica de una muerte anunciada. A partir de aquí, se han desencadenado una serie de sentencias judiciales que afectan negativamente la imagen del club y el estado de ánimo de los barcelonistas. La detención de Sandro Rosell, acusado de blanqueo de capitales, y su posterior ingreso en prisión sin fianza ha sido un golpe letal. El caso es muy grave al estar implicado el FBI americano en la investigación de unas comisiones que tienen conexión con el FIFAgate. De rebote, es un golpe bajo para el prestigio del club, ya que se mezcla el nombre del Barcelona con el de un expresidente comisionista vinculado a personajes mafiosos del fútbol como Teixeira.

El tema judicial se está convirtiendo en una lacra. Un día después de que Rosell fuera detenido, el Supremo confirmó la condena de 21 meses de cárcel a Messi por delito fiscal. El Tribunal desestimó un recurso en el que el futbolista argentino tenía depositadas muchas esperanzas. Para los que creemos que Messi delegó los temas fiscales a los asesores contratados por su padre, la ratificación de la condena nos parece una injusticia. Con razón el jugador está dolido y harto, ya que se siente traicionado.

Por si todo esto fuera poco, el jueves la directiva de Bartomeu sufrió otro revés judicial que les deja en una situación comprometida. La Audiencia de Barcelona ratifica la sentencia del juzgado de Primera Instancia y desestima la Acción de Responsabilidad Civil que se arrastraba desde hace siete años. Esto significa que Laporta y otros directivos quedan exonerados de culpabilidad. Ante tal decisión, el Barça replica con una nota de mal perdedor, el derecho al pataleo. Rosell se equivocó en su día llevando el caso a la Asamblea y Bartomeu ha sido incapaz de resolver un entuerto que ha dividido al barcelonismo. Todos estos temas judiciales han eclipsado la final de la Copa del Rey, que ha quedado en un segundo plano. Los medios hablan más de Rosell y de Laporta que del partido de esta noche.

Por primera vez en la historia, el Barcelona debe devolver entradas de una final. Parte importante de las 13.000 que le asignó la Federación se han quedado sin comprador. El partido es tan poco valorado incluso desde el propio club que los jugadores no tienen prima por ganar, ya que el triunfo en  la Copa solo contabiliza como un bonus económico extra si además ganaban Liga o Champions. 

A nivel de aficionados, son muchos los culés que si les dieras a elegir entre ganar la Copa o que el Madrid pierda la Champions sacrificarían el triunfo propio a favor de que los blancos no consigan el doblete en Cardiff.

Después de tan malas noticias para el Barcelona, hoy toca una alegría. Es necesario ganar la Copa del Rey para despedir a Luis Enrique como se merece. Ganar la final contra el Alavés sería la mejor manera de cerrar una temporada nefasta marcada por la irregularidad deportiva y los problemas judiciales.