Seducir desde la hegemonía

Vinicius se dobló ante la chequera de Florentino, Neymar no.

Vinicius se dobló ante la chequera de Florentino, Neymar no. / sport

Jordi Costa

Jordi Costa

La semana en los despachos de can Barça ha empezado con dos reveses en forma de jugadores pretendidos como Theo Hernández y el brasileño Vinicius que van a acabar en las filas del Real Madrid.

En el caso de Vinicius, cuentan que el futbolista era más fan de Messi y del Barça que de Cristiano y del Real Madrid, y que solo la oferta económica blanca al Flamengo y a sus agentes explica el giro final. En consecuencia, ni me parece mal que el Barça se haya plantado ni -aunque suene desorbitada por un juvenil que todavía no ha debutado en Primera División- tampoco me sale censurar la inversión blanca. Se supone que dan por buena la proyección que le sitúa al nivel de Ronaldinho y Neymar, van fuertes con su apuesta y solo el tiempo dirá si han acertado. 

El caso de Theo Hernández es más preocupante. No constan grandes diferencias económicas entre la oferta barcelonista y la blanca y, sin embargo, el joven lateral ha preferido irse más al Bernabéu a competir -con pocas opciones- por la titularidad con Marcelo que acercarse al Camp Nou donde Jordi Alba no es ahora mismo indiscutible. La decisión del francés, y también la del brasileño, me ha hecho pensar que no hace tanto tiempo, los futbolistas preferían venir al Barça antes que ir a cualquier otro sitio. Incluso si les pagaban más dinero. Valga el ejemplo del propio Neymar, que tuvo sobre la mesa un cheque en blanco del propio Florentino Pérez.

Marco Asensio acabó en el Real Madrid porque el Barça no se decidió a desembolsar 4 millones, pero mucho antes le sucedió lo mismo a Mesut Özil, que ha reconocido en su autobiografía que se moría por venir al Barça por su estilo de juego, y que solo decidió marcharse a la Castellana cuando se convenció de que Guardiola estaba esperando a Cesc. Y, más recientemente, Toni Kroos también tenía como objetivo vestir de blaugrana cuando dejó el Bayern, hasta que Luis Enrique se decidió por Rakitic para reforzar el centro del campo.

Creo firmemente que el Barça no tenía ninguna necesidad de fichar a Theo Hernández, para mí peor que Alba, ni debía volverse loco por un juvenil. Pero más allá de contar títulos a final de temporada para determinar si la hegemonía blaugrana de la última década se ha esfumado, me parece conveniente reflexionar por qué los propios futbolistas tienen hoy menos ganas de venir que antes. Como el Barça nunca fue el más poderoso económicamente, me inclino a pensar que el equipo y el club han perdido capacidad de seducción. Ojalá me equivoque.