El rol del entrenador del Barça

Luis Enrique y Zidane se saludan en el último clásico

Luis Enrique y Zidane se saludan en el último clásico / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

El misterio sobre el futuro entrenador del Barça entra en su recta final y está a punto de desvelarse. Todo se acelerará en los próximos días y, tanto la decisión como la negociación y el posterior anuncio van a decidirse máximo en quince días, de manera que sabremos el nombre como muy tarde después de la final de la Copa del Rey. Es evidente que el club está manejando los tiempos en función de lo que va sucediendo y a nadie escapa que la victoria ‘in extremis’ en el Bernabéu ralentizó una noticia que, en caso de empate o derrota, seguro que hoy ya conoceríamos. Pero la ansiedad por conocer el nombre tapa otros debates tan o más trascendentes. Porque se ha hablado del famoso ADN, del pasado culé del elegido y de su capacidad para dar altas y bajas.

Pero se ha hablado menos de algo muy importante, que es su rol dentro de la organización del club. Porque queda claro que un entrenador es por definición una posición que caduca: la era de Luis Enrique ha sido un año más corta que la de Guardiola y la experiencia demuestra que la intensidad del banquillo blaugrana obliga a ciclos cortos. En cambio, la paradoja es que el proyecto necesita siempre visión a largo plazo, algo que básicamente se traduce en que los fichajes deben pensarse en función del estilo, que este debe ser preservado y que la cantera, en caso de duda, debe prevalecer siempre: no puede volver a suceder que se vaya Grimaldo para luego tener que fichar a Digne, por poner solo un ejemplo de muchos.

Debe quedar claro que el club tiene que mandar siempre por encima del entrenador, por la sencilla razón de que este tarde o temprano se irá y la entidad continuará. Hay que fortalecer pues al director deportivo y trazar muy bien las líneas rojas de lo que puede o no puede hacer el técnico. El Barça se ha dejado llevar en los últimos años por el cortoplacismo y ahora toca, aprovechando el relevo de entrenador, introducir en el día a día la visión a medio y largo plazo. El rol es menos mediático que el nombre, pero es tan o más decisivo.