El regreso de Deulofeu ilusiona

Deulofeu celebra su gol al Atalanta

Deulofeu celebra su gol al Atalanta / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

En pleno apogeo del debate sobre la salud de La Masia, el Barça está a un paso de ‘refichar’ a Gerard Deulofeu en una decisión que tiene tanto de deportiva como de ideológica. El equipo está necesitado de un delantero que entienda el juego blaugrana, que tenga talento y que ofrezca garantías técnicas en un club tan exigente como el Barça. La adaptación, como siempre, es una incógnita y puede salir ‘rana’, pero si el jugador se convence finalmente de que su rol puede ser determinante, es un riesgo que vale la pena asumir. De cerrarse finalmente la operación, el jugador llegará al Barça en el mejor momento de su carrera y, como es lógico y comprensible, no está dispuesto a tener un rol marginal. Por supuesto tendrá que ganarse la confianza en el terreno de juego, pero la exigencia de Deulofeu no es, como se ha dicho, un mal presagio sino al revés: es un síntoma de jugador ambicioso y con el listón muy alto. Últimamente el Barça ha fichado a demasiados jugadores conformistas que han aceptado sospechosamente un rol secundario e intrascendente. Gerard es un delantero con carácter y que puede llegar a ser rebelde, pero en un equipo no puede ser que todos los suplentes agachen la cabeza. En su vuelta hay también un componente inevitable de reivindicación de la cantera en un momento de debates cruzados sobre el estado actual de La Masia. Lo que es innegable es que Deulofeu genera ilusión: porque vuelve a su casa después de un largo viaje, porque es un jugador especial y porque hay ganas de que triunfe en el Barça y su éxito ayude a fortalecer un fútbol base que, por mucho que se nos venda con euforia, no atraviesa su mejor momento. Su viaje de ida y vuelta recuerda al de Piqué porque se ha fogueado en la Premier y porque su precio de recuperación (6 millones, tras cobrar 6 y pagar 12) lo convierte en una operación muy razonable. Primer fichaje, primer acierto.