Recuperar el liderato... y el estilo

Luis Enrique 'alucinó' con el despliegue de facultades de Neymar ante el Athletic

Luis Enrique 'alucinó' con el despliegue de facultades de Neymar ante el Athletic / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Sí, aunque parezca mentira, hoy juega el Barça. Y no cualquier partido: si gana, se pondrá líder, exactamente durante al menos dos horas y cuarenta y cinco minutos. Parece mentira porque tras una semana en la que hemos pasado del vodevil de la cubierta de Vigo al vodevil de la sede de la final de Copa, casi no hemos tenido tiempo de mimar el trascendental partido contra el Alavés como se merecía. El encuentro es crucial porque el Barça tiene una oportunidad única de provocar el escenario que el Madrid intentaba desesperadamente evitar el fin de semana pasado cuando forzó la máquina lo indecible para jugar en Vigo: ponerse al frente de la clasificación y presionar al Madrid. Con tres partidos menos, el liderazgo será de momento una cuestión más estética que real, pero a nadie le gusta ir por detrás, aunque sea virtualmente. Pero este ensayo general de la final de Copa debe servir además para que el Barça se reencuentre con su juego y baje el suflé del debate sobre el estilo. A pesar de la meritoria clasificación para la final y de su inagotable capacidad de competir, el equipo de Luis Enrique profundizó en las dudas sobre su juego y confirmó que sin Busquets ni Iniesta el denominado estilo corre serio peligro. Esta vez, el debate no fue oportunista porque se generó legítimamente tras una victoria, y no a rebufo de una derrota, que es cuando es más dañino: incluso el propio entrenador blaugrana reconoció la misma noche que no podía estar satisfecho con lo que había visto sobre el terreno de juego. La crisis de identidad se ha agravado por la presión sistemática que el Barça recibe en su propio campo, que no sabe como neutralizar y que le está desfigurando su patrón de juego. Por eso es muy importante que el Barça recupere, ni que sea por unas horas, el liderato. Pero todavía lo es más que recupere, para siempre, el estilo perdido.