Que no perdamos el partido de la calma

El Barça confía en la magia y los goles de Messi para imponerse al Olympiakos

El Barça confía en la magia y los goles de Messi para imponerse al Olympiakos / EFE

Xavier Sardà

Xavier Sardà

Hoy Carlos y Josep no han acudido a su cita de los viernes para concelebrar su tradicional vermut. Es la primera vez en mucho tiempo. Son días excepcionales. Las cosas se ponen feas y los resultados del Barça son apenas leves cifras que se lleva el huracán de los acontecimientos. Son días aciagos para el humor y para la siempre imprescindible y vitalísima frivolidad. Vivimos al día en el sentido más literal de la palabra. Hasta hace poco podíamos contrastar pareceres sobre la voluble actualidad. Ahora reina la estupefacción y la inquietud. Mucha inquietud.

A Josep y a Carlos les gusta la charla como divertimento apasionado y como el sanísimo deporte mental de llevarse la contraria. Cosa distinta es estar contrariado.

A Josep y a Carlos les resulta sugestivo complementarse con una visión distinta sobre el Barça. Ahora echan en falta la presencia de ánimo para discutir sobre lo ínfimo y lo cotidiano. 

Entre caceroladas, 155, cárcel, manifestaciones y empresas que se van, esta página de SPORT se altera conforme a como se altera nuestra sociedad.

Las metáforas están bien cuando lo son en sentido figurado. Lo del choque de trenes deja de ser una metáfora y oímos ya el crujir y rechinar de la anunciadísima colisión. Es difícil sustraerse a la realidad. Como decía el poeta: “De aquí no se va nadie, ni el místico ni el suicida”. A pesar de los pesares es imprescindible que aquí todo el mundo pueda dar su punto de vista y no fomentar unanimidades exhaustivas. Si el lema es “Democracia”, hay que aplicarla también aquí. Juntos, pero revueltos. Pero ¡ojo!, Josep llama a Carlos.

Josep.- ¡Hola nen!… La cosa anda revuelta.

Carlos.- Ahora sí que sí. No sabemos qué pasara, pero esto se complica. Sea lo que sea, el jueves vermut ¿eh?...haya monarquía, república o media pensión. Si mantenemos lo del vermut, es que nada grave puede suceder. El vermutillo es como una pócima de esas de la buenaventura, tú.

Josep.- Y lo más importante amigo filósofo… el próximo vermut te toca pagarlo. Ya sé que estamos en un buen lío político, pero entiéndase que la pela es la pela. Yo estoy un poco preocupado, en el sentido de que mi señora dice que se ha hecho de la CUP y me llama botifler. Todo porque no le pinto la cocina.

Carlos.- Siempre estáis igual… haya paz. Nos vemos el jueves. 

Semana definitivamente especial, en la que prescindimos valorar resultados futbolísticos. Hoy nuestro ánimo anda asténico y desajustado. Perdonen. Seguramente hilvanaremos de nuevo eso a lo que llamamos normalidad. La normalidad es una palabra gris cuando impera, pero casi aurifica cuando desaparece. Perdonen el rollazo, pero así están los ánimos.