Que París parezca un accidente

Cuando uno está tocado, nada mejor que volver a casa. El Barça se cita hoy en el Camp Nou en un día que en el calendario estaba marcado como intrascendente pero que las heridas de París han convertido en una jornada solemne. El equipo de Luis Enrique no juega en realidad contra el Leganés, equipo modesto y muy respetable pero hoy convertido en simple invitado de piedra, sino contra sí mismo y contra las dudas que le dejó en la cabeza la pesadilla del Parque de los Príncipes. Hoy es vital sumar los tres puntos pero todavía lo es más recobrar sensaciones y desmentir en el césped el alud de críticas que el equipo ha recibido desde el martes. No habría mejor noticia que el once que salga hoy en el Camp Nou se rebelara contra todo lo que se ha dicho y escrito, y quisiera demostrar en el campo que lo que sucedió en el PSG fue circunstancial y no estructural.

No habría mejor noticia que ver a los jugadores saliendo con furia a reivindicarse, y nada haría más feliz a la mayoría de los críticos barcelonistas que comerse con patatas todo lo que han dicho, porque quisiera decir que el Barça todavía está vivo y con ganas de competir. Y no habría mejor noticia que descubrir que se ha ejercitado la autocrítica interna, que al fin y al cabo es la que es relevante, y que hay una voluntad, por parte del entrenador y también de los jugadores, de enmendar los graves errores de París. A este equipo que, con Messi a la cabeza, alcanzó la excelencia y recibió merecidamente los elogios más superlativos cuando estaba en lo más alto, ha probado estos días la otra cara de la moneda, que son duros análisis, acordes con un juego muy pobre. Si de lo que se trata es de que el 4 a 0 parezca un accidente, aunque sea un brutal accidente, el Barça tiene hoy a las 20.45 una inmejorable oportunidad para empezar a contarlo. Porque en el fútbol la frustración no se canaliza ante un micrófono sino en el campo.