El peligroso cambio de papeles

Busquets, en un lance del partido

Busquets, en un lance del partido / sport

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

 La primera mitad de ayer en el Bernabéu fue dura. Fue un increíble cambio de papeles entre dos clubs que, desde hace más de una década, estaban a años luz. El Barça recordó al Madrid de antaño y viceversa. Los blancos han ganado en calidad, contundencia, posesión y pegada. Con una plantilla labrada por la confianza de los años, el Madrid tiene una idea clara. Un proyecto que se refleja sobre el césped y un futuro que, sino se le tuercen las cosas, les pinta bien. El Barça, todo lo contrario. Y eso que los blaugrana mantienen al mejor jugador del mundo, que ayer sintió la impotencia en sus propias carnes. 

Habrá tiempo para hablar de los motivos por los que se ha llegado hasta aquí. Son muchos y evidentes. Y, sin duda, hay responsabilidades a depurar. Pero ahora lo importante es tratar de buscar soluciones a los problemas que se han creado. Ha llegado el momento de tomar decisiones de peso y buscar una seria remodelación de futuro. En 15 días de mercado podrán fichar a dos o tres cracks pero, quizás, solo servirá para maquillar la temporada. Todo es mucho más profundo y hay que afrontarlo con valentía. Caiga quien caiga.

La salida de Neymar ha hecho un daño evidente, pero también ha servido para destapar las carencias que el tridente, por si solo, ha escondido en los últimos tiempos. Existía la creencia de que todo iba bien y que el futuro sería esplendoroso. Pero no es así. Al Barça actual le falta carácter y, también, calidad. Y hay que encontrarla cueste lo que cueste. Y un apunte final. Sería necesario, visto lo visto, firmar a un central de primer nivel. Ya era evidente antes de la Supercopa, pero ahora es imprescindible.