Partido a partido

Valverde

Valverde se mostró contento por el juego de su equipo / EFE

Xavi Torres

Xavi Torres

Poco imaginaba Ernesto Valverde tener que recurrir a uno de los tópicos más utilizados en la historia del fútbol. Él, no. Él, que prefiere no vivir como la mayoría de los demás entrenadores, que trata de alejarse del mundanal ruido y ocuparse también en ámbitos de diferentes sensibilidades más allá del balón. El entrañable ‘Txingurri’. Pues parecía que no, pero sí. ¡Y en su viaje más excitante! ¡Quién lo iba a decir! Le toca ir día a día, partido a partido. Así lo ha dispuesto el adiós de Neymar y la poca previsión del club, centrado en batallas menores y, como transmitió Gerard Piqué en Madrid, alejado del vestuario y de sus necesidades. Como si el fútbol fuera un detalle menor en sus caminos hacia la inmortalidad.

Así las cosas, momento para Valverde y su pizarra, para cuestiones individuales y, también, colectivas. En crecimiento profesional permanente. En tres partidos oficiales hemos visto de todo, desde el no tocar nada de entrada respetando la historia hasta un planteamiento más propio de otras épocas en su trayectoria como técnico de equipos menores. El 5-3-2 del Bernabéu perforó almas culés (incluidas la de muchos futbolistas). Huele a experimento muerto. Ha probado para descubrir que muchas veces, casi siempre, nada es por casualidad. Y más aún en el Barça, donde todos los matices son bien recibidos de entrada pero no todos bien aceptados de salida. La historia del Barcelona ha demostrado cuál es el camino del éxito y, a diferencia de otros clubs importantes, la gloria barcelonista siempre ha llegado cuando su fútbol ha estado más cerca del talento que del esfuerzo.

Sin embargo, al prudente Valverde le ha tocado vivir esta época, sin Neymar y con un grupo de jugadores llegados en los últimos tiempos procedentes de medio mundo por su supuesto ADN futbolístico, según las autoridades del club, perfectamente compatible con el azulgrana. Sin comentarios. Y para más inri, sin tridente y ahora sin Suárez, el guerrero indestructible lesionado para un mes. Y, de momento, sin fichajes. Es el Barça del partido a partido, todavía sin definir, del ‘vaya usted a saber’. De Aleix o Semedo. De Deulofeu batallando contra el barcelonismo más conservador. De Mascherano, intenso, evitando el gol segando el césped. De Sergi Roberto, titular o suplente, pletórico en su físico. De un equipo que trabaja muy bien sin balón (excelente la presión post-pérdida) pero que solo tiene una salida cuando lo recupera: Messi, de falso extremo o de falso ‘9’, salvador del equipo y paraguas del club, comprometido y generoso como ningún otro futbolista, sorprendido como todos por la deriva (más esfuerzo que talento) pero dispuesto a no ceder.

El calendario (Alavés, Espanyol, Getafe, Eibar, Girona y Las Palmas) parece el mejor aliado de Valverde, a quien no se le puede pedir más. Al club, sí. España te permite sobrevivir; Europa, no. Y en tres semanas llega la Champions...