El partido del año, sin el Madrid

Cristiano Ronaldo, jugador del Real Madrid

Cristiano Ronaldo, jugador del Real Madrid / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Un partido del mes, del año, de la Liga, casi del siglo, inédito. Bueno, quiero decir, un encuentro en la cima, en la cúspide, que muy pocos esperaban el pasado verano. Y no porque el Barça venía de un último año pobre con Luis Enrique (¿dónde está ‘Lucho’? ¿sigue en la playa de Gijón? ¿alguien lo encuentra a faltar? ¿alguien recuerda su cara malencarada?) sino porque el Valencia estuvo en el infierno o más allá del infierno, en la nada, en la desesperación, en el ridículo, en la pobreza más absoluta, sin fútbol, sin poder acabar su estadio y con la hinchada pensándose si pinchar o no las ruedas de todos los inquilinos de Paterna.

Un partido, ya ven, el del próximo domingo, que no tendrá como protagonistas a ninguno de los equipos que últimamente han llamado la atención de todos. Ya saben el Real Madrid megacampeón, aquel que tenía ya plantilla (toda ella renovada, incluso los ‘babys’, a golpe de millones, cosa que puede que haya provocado dolores de barriga en el ‘ser superior’) y que había planificado ya su futuro hasta el año, como poco, 2020; o ese

Atlético de Madrid, que ahora espera como agua de mayo al escandaloso y marrullero Diego Costa y Vitolo, y que empieza a cuestionar a Griezmann y las alineaciones del ‘Cholo’ Simeone o, también, también, ese Sevilla que tanto había llamado la atención.

Es un partido por el liderato, que se jugará a la hora de los partidazos, a las 20.45 del domingo, en el que el Barça y el Valencia tratarán de no perder su primer encuentro de Liga y, sobre todo, convertirse, ahora sí, ahora ya muy en serio, en los mandamases de este campeonato, que tiene al campeón, cuando apenas se ha cumplido el primer tercio del torneo, a 10 puntos del líder, cosa que hace (dicen las estadísticas) totalmente imposible darle la vuelta a la tortilla. Pero lo bueno que tiene este nuevo Barça, que sigue cuestionado porque no juega lindo, pero gana; no juego lucido, pero vence; no agrada, pero arrasa; no convencen, pero triunfa; no es exquisito, pero golpea; ni brilla con su tiquitaca, pero aplasta con su contundencia, es que no se lo cree, porque tiene un entrenador que sabe muy bien lo que se hace (y lo mucho que cuesta vencer y convencer) y unos jugadores, que vienen de perderlo casi todo, y quieren volver a ganarlo casi todo.

Estamos ante un partido en el que dos equipos muy pensados, dos conjuntos muy trabajados, dos onces muy meditados, dos plantillas muy bien pensadas y completas pelearán por la victoria más que por agradar, por el liderato más que por los tres puntos, por mostrar su fortaleza más que su filigrana. Ese Valencia-Barça, visto cómo venció uno en Cornellà y cómo triunfo el otro en Leganés, no será, dicen, puede, tal vez, quién sabe, un partido entre virtuosos, pero sí un encuentro entre futbolistas sedientos de gloria, del éxito que ofrece ser líderes, superiores, los mejores en este arranque sorprendente de temporada.

E, insisto, mira por donde, en el primer partido del año, este sí, no el del sábado en el Wanda, que fue un fiasco, no está el Real Madrid y sí el Barça; no está Zidane y sí Valverde; no está CR7 y sí Messi. Messi siempre está. Menos en la foto.