Otra vez la pinza

Bartomeu, durante su parlamento en la Asamblea

Bartomeu, durante su parlamento en la Asamblea / Marc Casanovas

Xavi Torres

Xavi Torres

En la nariz, sí, la pinza en la nariz. Pasó la Asamblea de socios compromisarios del Barça con tanta hipocresía que produce dolor de barriga. Es realmente sorprendente. Hablamos del nuevo capítulo sobre la acción de responsabilidad contra la junta de Joan Laporta. Después de hundir en el barro a 17 directivos y sus familias desde el 2010 con una fórmula falsa que hace dos años un juzgado de primera instancia ya echó por tierra, después de presentar recurso y solamente tres semanas antes de que falle la Audiencia, Josep Maria Bartomeu y su Junta han exhibido su bondad y han convencido a la Asamblea (¡ni siquiera 400 socios!) para que perdone a aquellos directivos. No nos olvidemos de que algunos de los actuales eran protagonistas de lo que se juzga mientras algunos de los señalados ni siquiera eran dirigentes en aquel momento. La vergüenza en su máxima expresión porque el presidente del Barcelona ha permitido el terrible escarnio a pesar de ser uno de los que sabe de lo que se habla porque ya era directivo con Laporta, porque después votó a favor de la cacería y la promoció y, finalmente, presentó el recurso que ahora se va a tratar tras la derrota en primera instancia. Ahora, Bartomeu quiere paz. Y habla de una historia sin vencedores ni vencidos. Y sonríe. Seguramente en ninguna de esas 17 casas se han visto muchas sonrisas en estos últimos seis años...   

El discurso se hace todavía más maléfico cuando se habla de buenos y malos, de los que han aceptado el pacto y de los que no, de los que quieren la paz social y de los que quieren seguir la guerra. Godall, Ferrer, Boix, Perrín, Borràs, Castro, Cubells, Colomer, Torrent, Auset y Oranich han dicho sí al pacto; Laporta, Sala i Martín, Macià, Bagués, Fort y Yuste no han aceptado. Todos, absolutamente todos, están hartos de vivir con la guillotina cerca de sus cuellos y ninguno de ellos, ninguno, siente agradecimiento por la acción de Bartomeu. Más bien todo lo contrario. Jamás van a olvidar lo que han vivido. Ni ellos ni sus familias. Tanto odio y tanta mala fe provoca alergia para toda la vida. Sin embargo, acabar con el calvario ha sido prioritario para 11 exdirectivos y la dignidad llevada a las últimas consecuencias lo ha sido para otros 6. Veremos como acaba su opción: bien, si no se acude al Supremo -a pesar de tanta magnanimidad, amenazan con ello-, o mal, si se va a él.

La hipocresía de la situación todavía se hace más terrible después de ver el pacto con la agencia tributaria por el caso Neymar que ha condenado al Club por primera vez en su historia. Salvaron su cabeza y evitaron la cárcel. Eso sí, han buscado la cabeza de 17 excolegas y los han sumido en una trena sin rejas a ellos y a sus familias durante seis años. Una pinza en la nariz. Una más. ¿Se haría usted socio de un club de petanca que conviviera con los juzgados y la hipocresía, a conveniencia? Seguro que no. La diferencia es que Messi no tira bolas sino que juega al fútbol en el Barça. Y puede con todo. Con absolutamente todo.