Negociar con el PSG no es claudicar

La indefinición de Neymar está molestando a sus compañeros

La indefinición de Neymar está molestando a sus compañeros / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

Los grandes anuncios vienen siempre precedidos de un ruido previo que los anticipa. La desagradable pataleta de Neymar en el entrenamiento de ayer, captada perfectamente por la cámara de un móvil, es la prueba de que la ruptura del jugador con el Barça puede haber entrado en un punto de no retorno. El largo silencio del jugador ha servido al menos para que el barcelonismo haya empezada a asimilar la noticia, a pesar de que todavía no es oficial y de que en el mundo del fútbol todo es posible hasta el último instante. Lo cierto es que hay culés que han pasado a la fase 2: ya no se trata de preguntar si Neymar se va sino qué se hará con los famosos 222 millones. Primero se tiene que aceptar que se marcha de manera ya casi inevitable el segundo mejor jugador del mundo y un talento excepcional que será muy difícil de suplir, y a pesar de que habrá que ir analizando muy bien qué es lo que ha sucedido en estos días críticos y preguntarse por qué el club ha ido siempre detrás de los acontecimientos, el análisis introspectivo es compatible con apelar al pragmatismo para intentar sacar la mejor tajada de la operación. Desde algunos entornos barcelonistas se insta al club a ser intransigente con el PSG, plantarse y ni siquiera hablar. Pero lo cierto es que al Barça lo ha venido a ver un monstruo con dinero infinito y sin cláusulas de rescisión contra el cual hay poca protección posible. Por eso sentarse con el PSG no es rebajarse sino tener una visión práctica de la crisis. Todo el mundo está de acuerdo en que no se puede perdonar un euro, pero sentarse con el equipo francés puede provocar que entren otros jugadores en la operación, conseguir más tajada o incluso agilizar la operación para poder tener más tiempo de ir a fichar otros jugadores. Negociar la cláusula no es claudicar. Siempre y cuando se protejan los intereses del Barça y sirva para obtener más de lo que se conseguiría esperando en un sofá que aparezca el PSG con 222 millones.