Muy edificante todo

Piqué y Carvajal disputan un balón durante el Clásico en el Camp Nou el pasado abril

Piqué y Carvajal disputan un balón durante el Clásico en el Camp Nou el pasado abril / Lluís Gene

Carme Barceló

Carme Barceló

He esperado unas horitas más a ver si se producía el milagro. Pues no. Tarde ya iban. Tarde desde el mismo instante en que acaba la celebración y ya saben que sus cánticos insultantes dedicados a Piqué son el titular de la fiesta. Al que canta –confirmado que es Carvajal– sus compañeros le secundan dando saltos de complicidad. Qué estampa tan edificante. La otra es la de no saber ganar. Y aquí más de uno se ha perdido unas cuantas clases de señorío, de saber estar y de gozar de las alegrías propias dejando en el olvido a los que ya vencieron. Vuelvo a mirar el reloj y la cosa sigue igual. Eto’o, que en su día hizo lo mismo, no tardó ni veinticuatro horas en pedir perdón. Aquí nadie se disculpa porque, además de ganar este título, se siente fuertes en su constante impunidad. Esta temporada ha sido la prueba. Gerard dijo ayer que estas cosas son normales, que se estaban divirtiendo y tal. Quitó hierro. Ninguneó. Hace cuatro días le pitaron en el tenis y él dio las gracias por el trato recibido a la organización del torneo. Sabe un rato. Y exponerse tanto y ser el portavoz de lo que muchos piensan le ponen en primera línea de fogueo. Parece que el Real Madrid le haya ganado la Liga a Piqué y no a un equipo o a una entidad. Curioso. El protagonismo, el foco y la rabia han pasado del grupo al individuo. Los directivos blaugrana ni provocan ni dan pie. Y como Messi los deja retratados día sí, día también, se permite el lujo de marcar en el descuento en el Bernabéu, mostrar la camiseta, sumar allí su gol 500, cerrar el último partido de Liga con un golazo, proclamarse Pichichi del campeonato por cuarta vez y convertirse en la nueva Bota de Oro, ni le tosen, claro. Es demasiado grande, demasiado bueno y demasiado respetado para recordarle en la celebración de un equipo al que le ha costado muchos años superar al Barça en la Liga. “Yo, cuando gano, no me acuerdo de nadie que no sean los míos”, dijo en su día Sergio Ramos. Cierto. Él y todo su equipo corearon el “Pepe, mátalo” de los Ultra Sur. Muy edificante todo, sí.