Minutos del primer equipo para evitar fugas

Mboula marcó un golazo ante el Dortmund

Mboula marcó un golazo ante el Dortmund / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

La dolorosa marcha del juvenil blaugrana Jordi Mboula al Mónaco ha reabierto inevitablemente el viejo debate del papel de la cantera blaugrana. Mboula es todavía un diamante por explotar, y nadie puede asegurar que vaya a convertirse en una estrella ni todo lo contrario, pero da qué pensar que lo fiche el Mónaco, uno de los equipos top de Europa la pasada temporada. La oferta del Mónaco era mareante y vuelve a demostrar, una vez más, que el club blaugrana perderá siempre la batalla del talonario contra el talonario. Comparado con el Mónaco, y evidentemente con el PSG, el City o el United, el Barça es un club casi humilde, con una fiscalidad mucho más problemática y evientemente con muchos menos recursos. Ahora bien: la pérdida de Mboula y de otras joyas de La Masia no tiene que ver solo con el dinero, sino que se explica también porque en las divisiones inferiores se ha instalado, en los últimos años, la convicción de que subir al primer equipo del Barça es casi una utopía.

Y es que el club puede tener poco dinero, pero cuenta con un patrimonio colosal que no es otro que los minutos del primer equipo. Los días que en la Liga se gana por 3 a 0 a falta de 30 minutos, el partido sin nada en juego en la primera fase de Champions, los encuentros de Copa y un sinfín de situaciones más son una plataforma ideal para rodar a muchos jugadores con proyección. Este patrimonio se ha malgastado absurdamente en los últimos años, y hay que volverlo a poner en valor urgentemente. La Masia pasa hoy por grandes dificultades, básicamente porque ha sido víctima de agresiones externas y de negligencias internas. Pero quizás el peor tiro al pie que se ha disparado el club ha sido cerrar las puertas de la plantilla profesional a sus jóvenes talentos. El Barça tiene un tesoro, que no es otro que ofrecer el primer equipo como escaparate para evitar la fuga de sus jóvenes perlas. La buena noticia es que Ernesto Valverde ha llegado al club con la misión de arreglar esta deficiencia. Si lo logra habrá conseguido algo tan o más importante que cualquier título.