Messi puede con todo

Leo Messi seguirá defendiendo la camiseta del FC Barcelona hasta junio de 2022

Leo Messi seguirá defendiendo la camiseta del FC Barcelona hasta junio de 2022 / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça comunicó ayer una noticia que no por descontada deja de provocar una inmensa felicidad: Messi será blaugrana al menos hasta 2021. Es de justicia reconocer que la renovación se ha llevado de manera impecable por las dos partes, con discreción, sin fisuras y, algo muy poco blaugrana, sin ningún suspense y ni siquiera sin ninguna crisis. Messi empezó a renovar en el momento en que celebró el sexto gol contra el PSG y rubricó su firma definitiva cuando le enseñó la camiseta de su vida al Bernabéu tras el inolvidable 2 a 3. Como ya es sabido, Messi es el gran paraguas del club, que igual alcanza para salvar un partido en el último minuto como para tapar un escándalo. En un club en el que las turbulencias son casi diarias, nada como Leo para hacer de parachoques. Todo esto quedó patente ayer mismo, porque el mismo día en el que se anunciaba la noticia más esperada para el barcelonismo, el club se autoboicoteaba lanzando otro comunicado sobre la reestructuración de su área deportiva, en la que Pep Segura pasará a ser nuevo mánager general deportivo. A falta de saber qué consecuencias puede tener el movimiento, sorprende el momento escogido para comunicarlo. Mira que hay días para anunciar la reestructuración del área deportiva: es chocante que un nombramiento nada menor, que afecta al primer equipo y de múltiples consecuencias, sea precisamente anunciado el día en el que el club tiene que comunicar la renovación de Messi, probablemente la noticia más ilusionante de los últimos años. Digamos que el nuevo contrato de Leo equivale en sí mismo a un título: cuesta entender qué costaba aislar esta noticia y darle el protagonismo que se merecía. El club tiene una tendencia casi antropológica a dispararse al pie, como demostró ayer. Sin embargo, cuando uno cuenta con Messi todo lo demás es secundario, incluso la constatación de que él mismo se convierte en paraguas de los desórdenes que se producen dentro del club el día mismo del anuncio de su renovación. Messi puede con todo, incluso con los autoboicots.