Los goles vienen de París

Busquets, en una acción con Cavani durante el partido de este martes en el Parque de los Príncipes

Busquets, en una acción con Cavani durante el partido de este martes en el Parque de los Príncipes / afp

Xavier Sardà

Xavier Sardà

Como todos los jueves, Carlos llega dispuesto a concelebrar el vermutillo con Josep. Dos culés y un mismo destino. Dos culés y distinto temperamento. París bien vale una misa. (¿O un funeral?). Josep, don pesadumbres, no aparece. Al cabo de un buen rato, Carlos decide llamarle.

- ¿Sí?

- Este es el móvil de Josep, ¿no?

- Sí, Soy Montse, su mujer.

- Vale… como hoy no ha venido. ¿Le pasa algo?

- No… de salud digamos que no pasa nada. Lo único es que no sale de casa desde lo de París. Ni coge llamadas ni quiere saber nada. Vamos, que casi ni de la habitación sale. ¿Tú te crees que esto es normal? Estoy del fútbol hasta la coronilla, Carlos. Y tú me lo enciendes más… que siempre andáis con discusiones. 

- Solo hablamos Montse. Cada cual lo ve de una manera y ya está. 

- No y ya está, no, porque él se me sobreexcita. Además, ya está bien de tantas cañitas y tanta patata brava con alioli y tanta cosa.

- Solo tomamos dos cañitas y algo para picar… Si eso, dile que se ponga mujer.

- ¡Ui¡… es tozudo como una mula!

- Tú dile que solo saludarle.

- Espera a ver. ¡Sois muy pesados!

Carlos oye pasos y después a Montse hablando con Josep, el ermitaño del 0-4. Finalmente coge su móvil y saluda como un autómata:

Josep.- ¿Eh…?

Carlos.- ¿Qué pasa? ¿Te vienes o qué?

Josep.- No. 

Carlos.- ¿No has abierto la tienda?

Josep.- El nen. No, al bar no voy que ese par de pericos nos machacarán. Estoy alto de presión… creo. No sé.

Carlos.- Ven que esta vez no te discutiré nada, hombre. Lo del PSG no tiene excusa posible. Ni los optimistas podemos argumentar, ni puñetas.

Josep.- Pues ya está.

Carlos.- Ara… No sé qué decirte… que la remontada no es matemáticamente imposible, qué sé yo.

Josep.- Ya empiezas a divagar. Sí, yo creo en la remontada… pero en la remontada del París, nos pueden meter cuatro más, chato.

Carlos.- Pero, ¿tú crees que tienes que estar en casa tan abatido?

Josep.- Sí, es que ha desaparecido uno y estoy fotut.

Carlos.- ¿Quién ha desaparecido?

Josep.- Messi. ¿Te acuerdas? Pobre chaval. ¡La madre que lo parió! Estaba en Pigalle se ve, o en el Moulen Rouge. Lo que es en el campo, no estaba... ni él ni cuatro más. ¡Jugamos cinco contra once, collons! ¡Los goles vienen de París! ¡Una catástrofe, tú! Un 2 de Mayo.

Carlos.- Bueno, veo que ya te vas animando. Peor está Luis Enrique que por poco le mete de ostias al Grau de TV3. Se recalentó. Le pasa como a ti.

Josep.- ¡Nooo!, yo me recaliento gratis. Es mucho peor lo mío. Él cobra un pastón y le va en el sueldo. Además, que se vaya recalentando rapidito, que me parece que le queda poco. 

Carlos.- Bueno ¿te vienes, o qué?

Josep.- ¿Están los pericos?