Los anti-Pep

Pep Guardiola está teniendo una adaptación difícil en la Premier League

Pep Guardiola está teniendo una adaptación difícil en la Premier League / AFP

Carles Sans

Carles Sans

Después de la última derrota del Manchester City se han disparado las críticas contra Pep Guardiola, cuestionando su eficacia como entrenador. Ahora, los que le tienen ganas dentro y fuera de Inglaterra le utilizan como muñeco de pim-pam-pum censurándoselo todo. Muchas veces esto del fútbol hace que tengamos muy poca lógica y escasísima capacidad de razonamiento. Los anti-Pep han esperado los primeros resultados adversos para lanzarse a su yugular intentando demostrar que los 14 títulos en el Barça fueron un bluf, y que si ganó lo que ganó fue por los grandes jugadores con los que contaba. Aquellos que se lo cargan utilizan argumentos más ‘anti’ que rigurosamente futbolísticos. Muchos lo hacían cuando entrenaba al Bayern y lo seguirán haciendo si entrena a cualquier otro equipo. 

En mi opinión, Guardiola es grande porque tiene dos cualidades que no siempre se premian en el fútbol: su fuerte personalidad y el sólido criterio acerca de lo que ha de ser el fútbol, de tal manera que cuando las cosas no le funcionan, él sigue en sus trece porque cree en ellos.

Más de un jugador que ha estado bajo sus órdenes me ha comentado la portentosa capacidad de análisis de Pep, su visión de juego y su modo especial de llevar el vestuario. Recordemos: los partidos no los juega el entrenador. El entrenador lo juega durante la semana, analizando al equipo y a los rivales, gestionando psicológicamente el vestuario con personalidades, a veces, muy complicadas. El partido es de los jugadores, y ahí intervienen factores múltiples que van más allá de dónde puede llegar la aportación de un técnico. 

El caso es que parece que hay unos cuantos que se lo pasan bien si a Guardiola no le salen las cosas. ¿Será envidia? ¿Impaciencia? ¿O simplemente ven representado en Guardiola lo que ellos no pudieron ser? Hablo de los profesionales, porque ahora hay unos cuantos que se lo van cargando después de cada derrota. Y es que si esos no le perdonan el éxito, cómo le van a perdonar la derrota…