OPINIÓN EXPRÉS

La Liga tiene un problema

El mal arbitraje de Undiano Mallenco condicionó el Valencia-FC Barcelona

Undiano Mallenco tuvo una actuación lamentable

Undiano Mallenco tuvo una actuación lamentable / sport

Carles Fité

Carles Fité

Arbitrar un partido de fútbol es seguramente de los trabajos más difíciles que existen hoy en día. Tienes una presión increíble, miles y miles de ojos valorándote y mirándote. Y tienes que tomar decisiones en milésimas de segundo que luego serán juzgadas por los aficionados tras varias repeticiones y desde diferentes ángulos. Pero a pesar de todo, los que se dedican a arbitrar partidos son profesionales y se dedican a ello. Entrenan para ello. Y lógicamente se pueden equivocar, en un fuera de juego, una falta, algo que no vean… Pero lo que no se debería permitir es que tengan criterios distintos, actitudes chulescas y decisiones compensatorias.

Undiano Mallenco lleva 16 años arbitrando en Primera División. Y llegó a ser un gran árbitro, pero ahora es más protagonista por sus errores que por sus aciertos. En Mestalla lo demostró una vez más. Y no porque perjudicara a un equipo o beneficiara a otro, sino porque perjudicó al fútbol. Los colegiados son imprescindibles en este deporte, pero su misión debería ser la de mejorar el espectáculo y salvaguardar su nobleza y legalidad. Falló en jugadas puntuales dando validez a un gol en fuero de juego de Messi o no señalando un penalti de Umtiti. Pero falló sobre todo en el listón de la violencia. El Valencia fue todo lo agresivo que el árbitro permitió. Y eso produjo que Andrés Iniesta saliera en camilla. Y que Messi Neymar se salvaran por los pelos. Entradas que ni tan solo fueron sancionadas con tarjeta amarilla. ¿Y qué es peor para un equipo? ¿Una jugada puntual o la constante permisividad en entradas duras sin castigo?

Los árbitros tienen una responsabilidad muy fuerte en el mundo del fútbol. La Liga hace múltiples esfuerzos para venderse en todo el mundo: horarios intempestivos para Asia, nunca dos encuentros a la misma hora, campañas, etc. Pero cuando rueda el balón ellos deben procurar que lo que suceda durante 90 minutos sea espectáculo. Y para ello hay que frenar a los violentos y aplaudir a los talentosos. Y arbitrajes como el de Undiano Mallenco en Mestalla consiguen todo lo contrario. El problema ya no es que Undiano sea malo, el verdadero problema que tiene el arbitraje es de concepto. Si el fútbol debe evolucionar para ser consumido por todo el mundo, los árbitros son los primeros que tienen que cambiar y entender de qué va este negocio.