Lavan más blanco

Cristiano Ronaldo, en el ojo del huracán

Cristiano Ronaldo, en el ojo del huracán / EFE

Carme Barceló

Carme Barceló

Hacer de la necesidad virtud. Tener muchos másters en el currículum para poder sentar cátedra. Saber poner el programa adecuado en la lavadora, comprar el suavizante indicado para cada tipo de ropa y el detergente perfecto para que la colada tendida en el patio sea la más deslumbrante. Lavar más blanco. Este ha sido, es y será el objetivo. Cuando la porquería se escapa por las rendijas de la casa y ya no es posible poner a toda la familia a frotar a mano con el jabón Lagarto, es necesario acudir a los amigos, conocidos y saludados para tratar de encontrar la fórmula mágica que permita, sino limpiar a fondo, sí poder ponerse las prendas en el mejor estado posible, trabajarse ese segundo plano que impide ver los detalles y desviar el foco para que la luz ilumine a los malos y opaque a los buenos. O al revés. La cuestión es que la mancha pase desapercibida. O, incluso, llegue a formar parte del estampado. Siempre presuntos, por supuesto. Inocentes hasta que no se demuestre lo contrario. Y si la justicia determina que han hecho mal, que paguen, claro. El mensaje que toca es éste. Ahora. Antes, con otros protagonistas, la lavadora no solo no funcionó sino que transfirió suciedades de otras prendas, puso barrotes en las portadas y señaló con el dedo y con encuestas a quien merecía, cuando menos, que la máquina de lavar se programara exactamente igual.

El Real Madrid pide respeto para Cristiano Ronaldo, investigado por un escándalo fiscal. Se apelotonan los jueces, los medios de comunicación afines, los ministros, los voceadores y los documentos que avalan que el jugador está al corriente de todas sus obligaciones fiscales. En paralelo y meses atrás, a Messi y a Mascherano se les sometió a juicios incalificables en el peor sentido de la palabra. La vara de medir no solo fue otra sino que les pegó en la mano y los puso contra la pared. Se les persiguió por lo civil y por lo criminal, si se me permite la ‘metáfora’ que en su día utilizó un ex director de un diario deportivo nacional. Qué lejos queda aquella animadversión manifiesta y aquel encarnizamiento de esta comprensión actual ante hechos similares. Lavan más blanco y suavizan la ropa mejor. Todo un arte.