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Luis Enrique, esto es incomprensible

Luis Enrique Martínez, entrenador del FC Barcelona

Luis Enrique Martínez, entrenador del FC Barcelona / sport

Xavier Ortuño

Xavier Ortuño

Es incomprensible que después del uno a uno del Santiago Bernabéu entre el Real Madrid y el Atlético, el Barça no saliera a comerse el mundo. A tratar de batir a Carlos Kameni para encaramarse en lo más alto de la tabla y desde allí volver a empezar la defensa de la Liga mirando al Real Madrid en ingualdad de condiciones, sabiendo que la Liga depende ya solo de ti

Pero lo que pasó desde una hora y cuarto antes de que comenzara el partido es que Luis Enrique demostró a todos que le pesó más el Excel y las rotaciones calculadas, esas que han hecho que no nos podamos aprender un centro del campo, que la oportunidad de dar un golpe por esta Liga.

Al ver la alineación se nos vinieron todos los fantasmas a la cabeza: Mathieu, André Gomes... Y los malos augurios se cumplieron, la fluidez no existió, a la MSN no le mandaba nadie balones y la defensa temblaba como una cosa mala.

En frente, el Málaga que supo entender la actitud del rival para intentarlo y aprovechar los huecos de una defensa que hacía aguas y un centro del campo que no podía retener el balón.

Entonces, al descanso, Luis Enrique hizo pagar el pato a Denis Suárez y a Mathieu para que entraran Sergi Roberto e Iniesta. El Barça mejoró y demostró que podía hacer como un acordeón y cambiar su dibujo para sorprender a un Málaga ordenadísimo. El tercer cambio fue el de Paco Alcácer, que tuvo que ver como en frente suyo estaba el delantero que él reemplazó en el Barça. La diferencia es que Sandro se fue gratis y él costó 30 millones. Y eso quieras que no, pesa.

Es imperdonable plantear el partido que te puede dar la liga de este modo. Quizás hoy alguien se dará cuenta que más que contar minutos en celdas lo que hay que hacer es sumar puntos en la tabla de la clasificación. 

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